"...y entre las olas sola", concluye el cuarto verso del célebre romance de Lope de Vega.
Sola la "pobre barquilla" de cada cual; "entre peñascos rota" la frágil goleta que transportaba los sueños de la juventud; "sin velas desvelada" la vieja nave en que viajamos de un mar a otro despertar.
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