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miércoles, 25 de julio de 2018

Libreta de apuntes



1
Homero, Cervantes, Mozart, Van Gogh... Se han ido y no saben que en el mundo que dejaron se sigue hablando de ellos, y se leen sus libros y se escuchan sus composiciones y se admiran sus cuadros... Es uno de los mayores misterios, y sobre todo una grandísima injusticia: que no puedan ser ellos testigos de que su nombre sigue vivo, de que perdura su memoria, de que aún hoy al cabo de los siglos su vida y su obra son objeto de estudio y curiosidad en casi todos los rincones de la tierra... Por alguna rendija habrían de poder asomarse de vez en cuando para verlo, o alguien tendría que tenerles informados de lo que aquí sucede con la herencia que dejaron... Aunque solo fuera para compensarles de los sinsabores y los infortunios y el temor a caer en el olvido que en vida padecieron. 
2
La tristeza siempre va por dentro.
3
Se va la luz de la tarde, y se va así todo lo que hemos sido y lo que nos parece que tenemos.
4
¿Qué hacemos aquí que no estamos en otra parte?
5
Fue pasar la tormenta y salieron todos los pájaros a cantar.
6
Los montes y los valles, la luz, el cielo, los ríos, las estrellas... estaban ya aquí mucho antes de que llegaras, y seguirán aquí cuando te vayas.
7
Sesenta y seis años: sesenta y seis veces que has visto llegar la primavera...
8
Era una de esas tardes que hace Dios cuando se acuerda de que aquí abajo viven las criaturas que él creó de la nada.

miércoles, 18 de julio de 2018

Muletillas de ahora (y otras cantinelas)


¿Vale?, alargando las sílabas y poniéndose gallito (¡qué distinto del clásico, en latín como saludo al principio de las cartas, 'que estés bien de salud', y para despedirse, '¡que sigas bien!'), y en castellano antiguo como equivalente de 'adiós' o 'salud, consérvate sano'.
¡Venga!, pronunciado así, con alarde de soltura y despreocupada simpatía, para despedirse.
¡Y punto pelota!: conclusivo, rotundo, tajante, incuestionable, radical...
De buen rollo, o buen rollito (¡no las digas nunca!).
Y estas otras, tan socorridas: dar la brasa; ponerse las pilas; cambiar de chip; ser un crack, o un friki, o un notas...
Y aún parece que siguen circulando otras: jo macho, jo tío (¡el parentesco universal: todo el mundo es tío o tía!), flipar (¡yo es que flipo, nene!), molar (¡cómo mola!)..., herederas de aquellas otras no tan lejanas, como, por ejemplo, cantidubi, guay (del Paraguay), demasié, rayar (no me rayes, ¿eh?), estar al loro, írsele a alguien la ollase me fue la olla, churri!), mogollón...
Por no hablar de ese diminutivo eufemístico (-ito/a) al que tantos bienintencionados acuden con la pueril intención de limar cualquier atisbo de ofensa o molestia, que todo lo desagradable hay que edulcorarlo: una faltita, un fallito, un puntito menos... (o sea, que los señores maestros han de corregir los acentitos, y los señores curas absolver los pecaditos).




miércoles, 11 de julio de 2018

Mañanas de domingo. Puente

      Mañanas de domingo

...Y mis únicos amigos
son la paz de los caminos
y el discurso de los mirlos
que distrae mi andar cansino.

        Puente

Si una tarde de repente
se quedara quieto el río,
en su sueño azul ausente.

Si manara alguna fuente
que no llevara sus aguas
a morir en la corriente.

      (De Cien lecciones de cosas)

miércoles, 4 de julio de 2018

Diccionario de un leído de aldea


celemín. Es palabra muy bonita que de niño me traía en confusión, pues el señor maestro nos enseñaba en la escuela que era una medida de capacidad para áridos, equivalente a 4,625 litros aproximadamente, y el señor cura en la iglesia se preguntaba de vez en cuando en el sermón si la lámpara no había sido hecha para ponerla sobre el candelero y no debajo del celemín... Y ahí se encendía aún más la confusión, porque cómo se iba a poner una lámpara debajo de un montón de grano o de legumbres... (Véase talentos.)
cerdo. El otro animal, junto con el burro (véase), que más veces ha sido bautizado en la pila del diccionario: marrano, puerco, guarro, cochino, gocho…
cerebro. Por la forma, a lo que más se parece es a una nuez.
cereza. 1 Las mejores, las más dulces, son, sin ninguna duda, aquellas que los pájaros han picado ligeramente. 2 Es difícil encontrar, en el árbol, una cereza que haya brotado ella sola del mismo tallo.
cerradura. Duerme siempre con un ojo abierto.
chimenea. Como no sabe escribir, se dedica a emborronar el aire de garabatos.
cicatriz. Las de la infancia no se cierran nunca, y cuando uno se va haciendo mayor vuelven a doler, y de qué manera.
cielo. 1 ~azul. Espejo en el que se miran las ilusiones y el humo. 2 ~con nubes. Redil inquieto, o desorden de remeros amotinados. 3 Estar con ella y ver desde allá arriba, asomados al corredor de las nubes, el huerto y el corredor con las flores que dejó aquí abajo.
ciudad. Población grande en extensión y número de habitantes, con iglesia catedral, rotondas y semáforos (véanse aldea y pueblo).
circunspecto, ta. Una de esas palabras cuya simple pronunciación sugiere o adelanta el significado, sin que haya necesidad las más de las veces de buscarlo en el diccionario. En este caso, por su etimología, “que mira alrededor”, y por su uso, que lo hace de manera reservada y sin permitir que nadie pueda ni siquiera sospechar lo que pasa en sus adentros.
cizaña. ¿Qué siente la cizaña cuando la separan del trigo?
clase. ~obrera. Usábase antiguamente en el gremio de los intelectuales para designar a los que empleaban buena parte de las horas de cada día en trabajar para ganarse la vida. Por ese trabajo les pagaban un jornal. Para liberarse de tal condición se necesitaban dos cosas: conciencia de clase y condiciones objetivas (véase intelectual).
clavo. Véase mano.
coche. 1 Nuestras madres y abuelas nos invitaban con insistencia siendo niños a que montáramos en el de san Fernando, que era el más popular. 2 ¡Cualquier cosa, con tal de evitarle la humillación (me refiero a B-4419 UG) de quedarse un mal día parado en medio de la carretera y que tuviese que venir la grúa y llevarlo a cuestas hasta un taller!
codo. hablar por los ~s: un poco exagerado, pero qué bonito.
codorniz. En verano, escondidas a la sombra entre los trigales, anunciaban con su triple nota silbada la buena cosecha: ¡Buen pan hay! ¡Buen pan hay! ¡Buen pan hay! El canto de la codorniz le devuelve a un servidor al tiempo de la infancia, cuando su padre le traducía esas notas de esta otra manera: ¡Pan panín! ¡Pan panín!
cola. ¡Qué culpa tendrá la cola del pavo real, o la de la ardilla, que a la del autobús o a la de la entrada en un museo les hayan puesto el mismo nombre!
coletilla. De coleta, y esta a su vez de cola… Coletilla: la segunda es su abuela.
color. Color arándano, color agua turbia, color de ala de mosca…
comentario. ~de texto. Receta pedagógica aplicada con saña y fervor en la enseñanza de la literatura, que ha conseguido erradicar el gusto y la afición por la lectura entre los jóvenes estudiantes.
comillas. Las golondrinas se pasan los días llenando de comillas el cielo para que ninguna frase pronunciada o escrita por los humanos se quede sin ellas. Nos recuerdan así que nada de lo que decimos o escribimos es original sino copia, eco o repetición, que todo fue dicho o escrito o pensado ya alguna vez antes de que a nosotros se nos ocurriera y que debe por ello marcarse con el correspondiente entrecomillado: nihil novum sub sole, parecen repetir con sus chillidos.
comparación. No todas las comparaciones son odiosas, y abundan más las que son ociosas.