1
Homero, Cervantes, Mozart, Van Gogh... Se han ido y no
saben que en el mundo que dejaron se sigue hablando de ellos, y se leen sus
libros y se escuchan sus composiciones y se admiran sus cuadros... Es uno de
los mayores misterios, y sobre todo una grandísima injusticia: que no puedan
ser ellos testigos de que su nombre sigue vivo, de que perdura su memoria, de
que aún hoy al cabo de los siglos su vida y su obra son objeto de estudio y
curiosidad en casi todos los rincones de la tierra... Por alguna rendija
habrían de poder asomarse de vez en cuando para verlo, o alguien tendría que
tenerles informados de lo que aquí sucede con la herencia que dejaron... Aunque
solo fuera para compensarles de los sinsabores y los infortunios y el temor a
caer en el olvido que en vida padecieron.
2
La tristeza siempre va por dentro.
3
Se va la luz de la tarde, y se va así todo lo que hemos
sido y lo que nos parece que tenemos.
4
¿Qué hacemos aquí que no estamos en otra parte?
5
Fue pasar la tormenta y salieron todos los pájaros a
cantar.
6
Los montes y los valles, la luz, el cielo, los ríos, las
estrellas... estaban ya aquí mucho antes de que llegaras, y seguirán aquí
cuando te vayas.
7
Sesenta y seis años: sesenta y seis veces que has visto
llegar la primavera...
8
Era una de esas tardes que hace Dios cuando se acuerda de
que aquí abajo viven las criaturas que él creó de la nada.
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