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lunes, 24 de febrero de 2020

Álbum de revistas


Que conformaron en buena parte el bagaje lector de las generaciones anteriores al mundo de los artilugios informáticos y la cultura digital.
De las que se vendían con profusión en los quioscos y amenizaban las esperas y los viajes como hoy lo hacen los móviles y las tabletas, resisten, a lo que parece, las del corazón, género que va renovando semanalmente protagonismos y fisonomías.
Peor fortuna han tenido, en cambio, las revistas de información, que satisfacían la curiosidad intelectual de un amplio sector del público que no se conformaba con la lectura del periódico. Abordaban temas de actualidad política, social y cultural y vivieron su momento de esplendor desde los años sesenta hasta la época de la Transición. Hablo, por ejemplo, de Sábado Gráfico, La Actualidad Española, Gaceta Ilustrada, Triunfo, Destino, Cuadernos para el Diálogo, Cambio 16..., todas desaparecidas.
Mediante un circuito distinto, el de la suscripción, las revistas religiosas han nutrido en muchos hogares la lectura familiar. Así, curiosamente, lo constata Josep Pla, que en El cuaderno gris escribe: "Mi madre está suscrita a El pan de los Pobres, una revista quincenal y piadosa de Bilbao". Junto a esta, que desde 1896 promueve la devoción a san Antonio de Padua, cabría citar, entre otras, El Mensajero del Corazón de Jesús, editada también en Bilbao por la Compañía de Jesús, El Santo, que desde 1941 editan en Santander los padres Capuchinos, El Reinado Social del Sagrado Corazón de Jesús, fundada en 1918 y que en la década de 1950 alcanzó los 100.000 suscriptores gracias a la popularidad del padre Damián de Molokai, conocido como el mártir de los leprosos...
Mención especial merece el fenómeno de Selecciones del Reader's Digest, cuya primera edición para España apareció en 1952. La mayor parte de su contenido, de temática muy variada, está tomado de la revista original estadounidense, Reader's Digest, y ofrece también artículos de otras revistas, resúmenes de libros, etc.


   (La Razón, 16 de febrero de 2020)

martes, 18 de febrero de 2020

Un paseo por el litoral


Instructivo, sin duda, y muy ameno, desde Badalona, cuyo barrio marinero bien merece una visita, hasta el Fórum, con las huellas del temporal visibles todavía en las playas y el paseo marítimo. Los operarios municipales se afanan en borrarlas, observados de cerca por jubilados solitarios y en cuadrilla que cumplen con sus obligaciones inspectoras sin perder detalle, no sea que luego se les quede algo en el tintero cuando emitan su informe ante los amigos en el bar.
La fábrica de Anís del Mono, que en 1870 empezó a destilar en sus alambiques el afamado licor, y un poco más abajo el Puente del Petróleo, maltratado por el reciente oleaje, en realidad un pantalán o embarcadero pequeño que se adentra en el mar, construido en su día para descargar el petróleo de los barcos cisterna que surtían a las industrias de la zona. Vigila la entrada, ahora precintada, una escultura del emblemático mono que adorna la etiqueta del anís al que da nombre (y que, dicen, está inspirado en Darwin y su libro "El origen de las especies", de 1859).
La central térmica de Sant Adrià, ya inactiva, que abasteció de luz a Barcelona y es ahora una mole imponente de hormigón acaso destinada a convertirse en icono de la civilización industrial, con sus tres chimeneas elevándose al cielo como las agujas de una catedral obrera del extrarradio.
La desembocadura del Besós, que con las lluvias pasadas ha vuelto a reclamar su condición de río impetuoso capaz de ocupar todo su cauce, encajonado entre paredes de cemento. Para celebrarlo, una familia de cormoranes ha venido establecerse en sus aguas.
Si la fábrica del anís, el pantalán y las tres chimeneas (e incluso el río) son vestigios de otra época, el Fórum es la frontera donde alguien quiso que empezara el futuro, un futuro de diseño informatizado y arquitectura aséptica de perfiles afilados y variada geometría, toda cristal y colorines relucientes. 

   (La Razón, 8 de febrero de 2020)

jueves, 13 de febrero de 2020

Diccionario de un leído de aldea


H

h. Es muda, pero canta en las faltas de ortografía.
habitación. “Las desgracias del mundo se deben a que la gente no es capaz de permanecer veinticuatro horas seguidas en la misma habitación” (Blaise Pascal).
hablar. 1 Hablar por hablar: mejor eso que ni hablar. 2 Cuántas palabras, cuando hablamos, para no decir nada. Al aire, en cambio, a la luz y al campo les basta el silencio para decirlo todo. 3 “Sé de lo que hablo”, decimos a veces, como argumento de autoridad, y debería ser siempre así: hablar solo de lo que sabemos -por experiencia o por conocimientos adquiridos- y cuando tenemos algo que decir. 4 Lo dijo un filósofo, Wittgenstein se llamaba: "Sobre aquello de lo que no se puede hablar hay que callar".
hacendosa. Tradicionalmente era en la mujer la virtud más preciada por el hombre a la hora de buscar esposa (véase honrado).
hasta. 1 Preposición propensa a marcar distancias, temporales (hasta ahora, hasta luego, hasta la vista, hasta más ver, hasta nunca…) o espaciales (hasta las narices, hasta el moño, hasta la coronilla…). 2 Véase asta.
hastío. El hastío, que es el único estado de ánimo inventado en la edad contemporánea –y el único que no conocieron los antiguos-, es más bien propio de los ociosos ilustrados que no tienen nada que hacer.
herir. Raro es el día en que alguien o algo no nos hieran.  
héroe. Al héroe de la novela moderna no le gusta la vida que lleva, ni la ciudad en la que habita, ni la sociedad que le rodea, ni el tiempo en el que le ha tocado vivir.
herrete. Al romperse el herrete, el cordón del zapato se deshilachó y no era capaz de hacerlo entrar por el ojete correspondiente.
hierba. ¿Qué sentirán las hierbas cuando las troncha la guadaña?
hijo. ~pródigo. Tenía razón el hermano del hijo pródigo: ¿por qué, si había derrochado la herencia por ahí, el padre le perdonaba y le recibía con los brazos abiertos, incluso le obsequiaba con un banquete para celebrar su vuelta, y en cambio a él, que se había quedado en casa trabajando, no se le reconocía mérito alguno?
hilo. Perdí el hilo y encontré la aguja en el pajar.
historia. Véase geografía.
hoja. 1 Lección de desengaño: las hojas de otoño. Iban para ángeles, no se resignaron a la condición de pájaros caídos y tienen que conformarse con ser flores del camino. 2 No se mueve ni una hoja, para expresar que no hace nada de aire. 3 ¡Quién le iba a decir a la hoja del árbol que, yendo sola, podrían confundirla con la de la cuchilla de afeitar! 4 La hoja roja de los librillos de papel de fumar, que avisaba previsora: “¡Quedan cinco hojas!”
holgazán, na. De la noble estirpe de los holgazanes, leí en algún sitio.
honrado, da. 1 En tiempos pretéritos, una de las dos cualidades que la mujer más valoraba en el hombre escogido para convertirse en su marido: un hombre honrado y trabajador (véase hacendosa). 2 Todas las épocas han tendido a considerar que las personas así abundan poco, e incluso a darlas por extinguidas.
hora. Las horas pasan… (véase minuto).
hormiga. 1 ¿Qué pensará una hormiga cuando ve a un elefante? Es un gran misterio, y sería de mucha utilidad para el progreso de la humanidad descubrirlo. 2 Sabemos que el elefante barrita, pero desconocemos el sonido o la voz que emite la hormiga, y los académicos no se han molestado todavía en averiguarlo.
hormiguero. ¿Quién pone orden en un hormiguero?
hoyo. Ha pasado una mala temporada y le está costando salir del hoyo.
hoyuelo. No solo la palabra es preciosa, también lo es, y más, lo que nombra, esa pequeña concavidad del tamaño de un botón y delicada como un pétalo que se forma en la mejilla de algunas mujeres cuando se ríen (la de la barbilla es, por el contrario, firme y varonil).
huérfano, na. ¿Qué ocurre cuando es al revés, que son los padres los que han perdido a un hijo? No hay en el diccionario ninguna palabra para nombrarlo.
humo. 1 Sale de la chimenea orgulloso y derecho, y enseguida agacha la cabeza y se rinde. 2 El aroma del humo de leña recién quemada.



lunes, 10 de febrero de 2020

RACAB

Son las siglas de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, que se define en sus estatutos fundacionales como "una asociación de estudiosos de la Ciencia y sus aplicaciones".
Tiene su sede en el número 115 de la Rambla y fue fundada en 1764, bajo el patrocinio del rey Carlos III, cuyo retrato preside aún una de las salas, por varios prohombres de la ciudad que, guiados por el espíritu ilustrado de la época, se propusieron la noble tarea de difundir en Cataluña los avances científicos que iban apareciendo en el mundo.
El edificio actual de la Academia, que llama la atención del paseante por su estilo modernista (y quizá también por los letreros del teatro Poliorama, que ocupa la planta baja), es obra del arquitecto Domènech i Estapà y fue inaugurado en 1894. En la fachada, y flanqueado por dos esculturas que representan la ciencia y el arte, se encuentra el reloj que durante muchos años marcó la hora oficial de Barcelona, que sigue funcionando aún con gran exactitud.
En la Sala de los Relojes de la primera planta, el visitante puede admirar el magnífico reloj astronómico encargado originariamente por el Senado al relojero Albert Billeter (¡diez años de trabajo le llevó su construcción!) y que ganó la medalla de oro en la Exposición Universal de 1888, además de una exposición de aparatos e instrumentos científicos, entre los que destaca la cámara de daguerrotipo con la que se hizo, en 1839, la primera fotografía en España. Cuenta asimismo con una excepcional biblioteca de más de cien mil volúmenes, sin duda uno de los fondos científicos más importantes del Estado.
La RACAB, que impulsó en 1904 el Observatorio Fabra, presume de haber tenido entre sus académicos correspondientes (esto es, los no numerarios y que residen fuera de la ciudad) a Albert Einstein, que en 1923 dio una conferencia en una de sus salas.

    (La Razón, 2 de febrero de 2020)

lunes, 3 de febrero de 2020

Fuera de circulación


En la pasada Navidad fue su último viaje, y lo hizo, como siempre, dócil y servicial, sin poner ningún reparo ni escatimar esfuerzos, ofreciendo generoso toda su comodidad.
Cumplió ya los veinte años, pero mantiene intacto su espíritu de aventura y enfila carreteras y autopistas con igual o mayor brío que cualquiera de sus congéneres recién salido de la fábrica que van por ahí alardeando de todo tipo de adelantos.
Y como el viaje es un poco largo, casi 800 kilómetros, desde la montaña de León a Barcelona, y lo hemos hecho tantas veces, para entretenerlo un poco solemos ir algún rato hablando los dos (no es que sea él un coche fantástico como el de la televisión, pero tiene una grandísima virtud, cada vez más escasa, que es la de saber escuchar, por eso nos entendemos).
Pero llegó ya la hora de la despedida. Se ha hecho viejo y desde el primer día de este mes de enero le han prohibido circular. Porque contamina mucho, dicen las autoridades.
Y si no puede salir a las carreteras, ¿qué va a hacer? ¿Estarse parado todo el tiempo en el garaje sin ver la luz del día?
Juntos hemos pasado mucho tiempo, y en amigable compañía hemos ido perezosos al trabajo, y alegres de vacaciones, y aventureros en los viajes (¡los más de mil kilómetros a Friburgo, de una tirada, y en cuatro ocasiones!).
Siempre durante todos estos años me sirvió bien, y nunca me puso en un aprieto, incluso tuvo la delicadeza de no meterse en averías.
Y ahora le van a dejar en un taller para el desguace, a él, tan fiel y fiable y compañero.
Te retiran de la circulación, viejo Volvo, pero no de mi memoria, en la que tendrás siempre reservada una plaza libre. Por lo menos hasta que yo también me haga viejo y tenga como tú que retirarme.


     (La Razón,26 de enero de 2020)