concejo.
Reunión abierta de todos los vecinos de un pueblo para tratar asuntos de
interés público.
concierto.
Vengan al campo al atardecer en primavera si quieren oír un buen concierto de
música sinfónica, que toca allí todas las tardes la real orquesta filarmónica
de los pajarines, con solos de ruiseñor y acompañamiento de mirlos, currucas,
andarríos, verderones, petirrojos, reyezuelos, zorzales, sietecolores, herrerillos, relinchones,
carboneras, pinzones, estorninos, arrendajos, revolinguinas, pitos reales y
gorriones. (Y los señores cuervos posados en lo alto de unos chopos
observándolo todo desde lejos con displicencia y graznidos de desaprobación.)
concupiscencia.
Arder en las brasas de la concupiscencia.
conductor.
Para los niños de aldea cuando yo lo era, una profesión casi mágica, y teníamos
al que la ejercía en grandísima consideración, como a alguien investido de
algún poder misterioso; y por encima de todos, al conductor del coche de
línea.
conferencia.
Una de dos: o se pronuncia o se dicta, no caben medias tintas.
conversación.
De las más amenas, la que se traen en el hogar los pucheros y la lumbre, porque
ni la una ni los otros están callados un momento.
coquetería.
La de los árboles cuando se miran en el río.
corito, ta.
Desnudo: “Andaban coritos por la casa”.
corneja.
Se empeña en aparecer siempre en el lado izquierdo de los caminos y grazna como
una corneta desafinada.
correveidile.
Persona que lleva y trae cuentos y chismes. En el diccionario es tenida como
ejemplo de familia bien avenida: son cinco (corre, ve, y, di, le), llevan
juntas varios siglos (desde 1693, según el Diccionario
etimológico de la lengua castellana, de Joan Corominas) y no tienen
intención de separarse.
cosa. 1 La más servicial y obediente de todas las palabras, la que está siempre
dispuesta a ocupar el lugar de las demás, la que encubre olvidos y se aviene a
sacarnos de un apuro: cualquier cosa es una cosa. 2 Los nostálgicos hablan
siempre de las de antes.
coser. ~y cantar. Dos nobles ocupaciones para
entretener las tardes de invierno, robándole al sol los hilos de algún rayo en
el balcón, o aprovechando el haz de luz que recoge la ventana, o dejándose
acompañar por el bisbiseo de la lumbre en la chimenea.
costumbre.
1 Suave es su yugo. 2 La comodidad de ir por el carril de la costumbre.
costurero.
En él guardaban mi madre y las mujeres de esta aldea las únicas joyas que
solían engalanar sus manos: el dedal, los imperdibles, los broches y corchetes,
las tijeras, la cinta de medir, los hilos y el acerico con los alfileres y las
agujas de coser.
cresta.
Del gallo, de la montaña y de la ola. De las tres, la más altiva y orgullosa es
la del gallo, y la única propia y genuina; las otras dos, mera copia y
aproximación, se conforman con tratar de imitarla.
cristiano, na.
Ser cristiano en los tiempos que corren y en el mundo en que nos ha tocado
vivir (véase mundo) lleva camino de
convertirse en una estrafalaria y anacrónica herejía. Y qué gusto lo de ser
hereje y estrafalario en un mundo uniforme.
cuco.
También cuclillo, pero en la aldea es el pecu,
así llamado porque fue a la escuela y solo aprendió esas dos letras, que repite
incansable las mañana de primavera escondido por el monte: pe-cu, pe-cu…
crítico. ~literario. El que se afana y tiene por
oficio encontrar en una obra todas aquellas cosas que el autor nunca pensó
ni pretendió poner en ella.
crotorar.
Es el sonido que hace la cigüeña cuando choca rápidamente la parte superior del
pico contra la inferior: “Ya está la cigüeña machacando el ajo”, decimos en la
aldea, porque el ruido del mazo al golpear el ajo en el mortero o el almirez es
muy parecido.
cuello.
“¡Te voy a retorcer el cuello”: ¿se lo habrá dicho alguien alguna vez a una
botella?
cuerpo.
Huésped del alma, le llamaba santa Teresa.
cuervo.
1 El símbolo de la noche. 2 Antes que a la paloma, Noé soltó un cuervo, que no
volvió al arca, sino que “estuvo volando, yendo y viniendo, hasta que se
secaron las aguas sobre la tierra” (Génesis 8, 7-8).
“Después –continúa el relato bíblico- soltó una paloma, para ver si se habían
secado las aguas sobre la superficie de la tierra. La paloma, no encontrando
dónde posarse, volvió de nuevo al arca, porque las aguas cubrían la superficie
de toda la tierra. Noé sacó la mano, la agarró y la metió en el arca. Esperó
siete días más y de nuevo soltó la paloma fuera del arca. Y por la tarde
volvió, trayendo en su pico una rama de olivo. Así conoció Noé que las aguas no
cubrían ya la superficie de la tierra. Esperó otros siete días, y de nuevo
soltó la paloma, que ya no volvió más” (Génesis 8, 8-12).
Lo que plantea una cuestión: si la paloma volvió porque no encontró dónde
posarse, ¿por qué no hizo lo mismo el cuervo? Y otra más: ¿cómo fue capaz el
cuervo de aguantar tanto tiempo –días y días enteros- sin posarse, “yendo y
viniendo” en el aire? Y por último: ¿por qué Noé se despreocupó del cuervo y
nada se nos dice en el libro sagrado sobre su paradero, si se salvó o pereció,
si se ahogó en las aguas del diluvio o sobrevivió? A lo mejor de ahí le viene
su carácter hosco y retraído y ese acostumbrado vagabundeo que aún practica. 3
Forma parte de su condición no mostrar interés alguno por el género humano, al que
tiene estrictamente prohibido agasajar, como lo prueban sus hábitos huraños y
lo desentonado de sus graznidos.
culo.
Tenía un culo rotundo, enciclopédico.
cuñado, da.
¿Ofende al oído por el timbre de la palabra en sí o por lo que significa?
curioso, sa.
Se aplica a la persona que hace las cosas bien, con esmero y cuidado.
Veo que vuelve a aparecer el gusanillo que hizo hueco en la Revista Comarcal. Estupendo. Que jugar con las palabras sea hasta el final nuestro mejor entretenimiento y que se vuelva contagioso.
ResponderEliminarTe hemos echado de menos este verano.
Un abrazo
Gracias, Abilio
ResponderEliminarGuapísimo como siempre y un deleite y gran placer leerte siempre
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