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lunes, 11 de febrero de 2019

Latines


Recogían los periódicos de esta semana pasada el incidente: el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, hablaba sobre la situación en Venezuela y algunos diputados de izquierda acogieron por lo visto con risas sus palabras. La reacción de Tajani debió de dejar con la boca abierta a más de uno: "Risus abundat in ore stultorum", les replicó, "La risa abunda en la boca de los necios", traducción latina de una sentencia del comediógrafo griego Menandro. Un buen zasca, como se dice ahora.
Que un parlamentario recurra al latín es ya de por sí novedoso y llamativo. Y una buena noticia, porque significa que la lengua de la que derivan cinco de las que hoy son oficiales en el citado Parlamento (italiana, francesa, española, portuguesa y rumana) se mantiene viva, y apelar a ella, mal que le pese a algunos, continúa siendo una muestra incontrastable de cultura (o de persona, como se decía antes, con estudios).
Porque al pobre latín lo destierran de los planes de estudio en la enseñanza, lo desdeñan en los currículos, la liturgia eclesiástica no tuvo en su día reparos en excomulgarlo y lo maltratan ahora en las redes. Al respecto, el corrector del word le dio el alto no hace mucho a este cronista: no aceptaba la expresión latina "in medias res" ("en medio del asunto", "en mitad del argumento"), y proponía tan campante sustituirla por "medias reses" ("peccata minuta" al fin y al cabo, debió de considerar quien lo programó).
Afortunadamente, sin embargo, son muchas las expresiones latinas que continúan dando lustre y autoridad al buen decir, y estaría bien recurrir a ellas más a menudo, por lo que aprovecha uno la oportunidad para reivindicar su uso y vigencia: ¿quién no ha hecho algo "ipso facto", "motu proprio" o "in extremis", quién no se ha quedado alguna vez "in albis" o ha aplazado "sine die" algún asunto?

                                                             (La Razón, 4 de febrero de 2019)

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