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lunes, 9 de marzo de 2020

Bisiestos


Los años bisiestos no son sino un ajuste cronológico que se instauró en la época de Julio César para recuperar las aproximadamente seis horas no contabilizadas anualmente en relación con el Sol y que, sumadas cada cuatro años, acumulan las 24 que forman un día.
El nombre proviene del latín bisextus, 'dos veces el sexto', y se aplicaba en la antigua Roma al día que se agregaba entre el 23 y el 24 de febrero para corregir el mencionado desfase. Ese día repetido era, según el cómputo latino, el sexto antes del mes de marzo.
No obstante, dado que nuestro planeta tarda exactamente 365 días, 5 horas, 48 minutos y 56 segundos en dar una vuelta completa alrededor del Sol, la modificación introducida por el calendario juliano no resultaba del todo precisa, y el ajuste definitivo no se produjo hasta el calendario gregoriano del siglo XVI, aún vigente.
La leyenda ha venido asociando los años bisiestos con los malos augurios, y hasta hay un refrán, hoy ya en desuso, que advierte: "Año bisiesto, año siniestro". Y la superstición popular suele acudir a determinados hechos infaustos, como el hundimiento del Titanic en 1912, el comienzo de la Guerra Civil en 1936, la construcción del campamento de Auschwitz en 1940 y los asesinatos de Gandhi (1948), Luther King (1968) y John Lenon (1980), que efectivamente ocurrieron en años bisiestos, para corroborarlo. Pero ¿qué año no se ha librado de cargar con alguna página negra que emborrona su calendario? 
Otra cosa bien distinta es la que atañe a quienes han nacido un 29 de febrero, que, en rigor, solo cada cuatro años podrían conmemorar su natalicio, como fue el caso del músico Giacomo Rossini y lo es del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y otro tanto les ocurre a los que en la misma fecha celebran su onomástica, la de san Hilario, que solo es santo cada cuatro años.

   (La Razón, 1 de marzo de 2020)

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