A
abad.
Si el abad juega a los naipes, qué harán los legos (variante de Si el prior
juega a los naipes, qué harán los frailes).
abanico.
1 Lo exhuman precipitadamente del bolso algunas para espantar las ideas
pecaminosas. 2 El más famoso es el de lady Windermere, que lo utilizaba Oscar
Wilde para esquivar paradojas y no llamar la atención.
abismo.
Lo hay siempre entre una generación y otra, y es particularmente ancho y hondo
el que separa a la de los padres de la de los hijos.
abogado, da.
El término en sí no lo es, simpático, y acaso tampoco lo que significa, pero sí
lo son, simpáticos, y también sonoros, sus tres sinónimos de mayor arraigo y
prosapia: leguleyo, jurisconsulto y picapleitos.
abolengo.
A algunos, de tan ilustre y glorioso como lo tienen, y de llevarlo a cuestas
sobre sus apellidos tanto tiempo, se les vuelve rancio.
abrazar.
“Recoger entre los brazos” (Covarrubias).
acabar.
“Acabo de empezar”, decimos con frecuencia, sin darnos cuenta del aparente
sinsentido en que incurrimos. Por la misma razón, podríamos también decir:
“Empiezo a acabar”.
acelga.
¡Y pensar que podría ser una gacela!
acogedora.
Para los clásicos, esa era la principal cualidad que debía tener una mujer. Muy
por delante, según recientes rastreos de muy sagaces estudiosos, de otras más
tópicas y campanudas, como lisonjera, frondosa, sutil, mórbida y opalina.
acomodada. ~familia. La que tiene todo aquello que
honestamente necesita y que no deshonestamente ha conseguido.
acostarse.
1 Según Covarrubias, “los más cuidadosos dormían puesta la mano en la mejilla y
reclinado el codo sobre alguna cosa”. 2 Se acuesta con sol, como las gallinas.
acurrucarse.
1 ¡Encogerse uno sobre sí mismo y cerrar los ojos como la lechuza cuando viene
el día o como un caracol que se protege de la intemperie!
adelanto.
“¡Adónde vamos a ir a parar, con tantos adelantos!”, oímos decir más de una vez
a los mayores en la infancia, como si se apercibieran de alguna amenaza, o nos
avisaran de algún peligro.
aguja.
1 Cansado de buscar, al fin se quedó dormido en lo más oscuro del pajar. Y al
despertar, allí estaba la aguja. 2 ¿Y si un día un camello quisiera comprobar
si Jesucristo estaba en lo cierto y tratara de pasar por el ojo de una aguja?
aire.
1 ¿Habrá alguna franja o porción de aire por la que no haya volado nunca ningún
pájaro? 2 ¡Quedarse sin aire, habiendo tanto!
aislado, da.
Dícese del que vive solo en una isla.
aislar.
Recluir en una isla.
albedrío. el libre ~. La real gana.
aldea.
Población de menor categoría que un pueblo, con cantina y escuela, pero sin
niños (véanse pueblo y ciudad).
alegría.
1 ¿Qué sería de esta palabra si no llevara esa tilde cantarina encima de la i?
2 sana ~. ¿Puede concebirse alguna que no lo sea?
alfarero, ra.
Reposada y bonita profesión, aunque no sepa el que la ejerza que el torno con
el que trabaja imita, según los filósofos antiguos, la rotación del universo.
alma.
~de cántaro. “Ay, alma de cántaro”,
me repetía mi abuela de niño, a ver si espabilaba un poco, cuando yo le contaba
las cosas que me pasaban o me hacían pensar.
amanecer.
Parece que quiere ya amanecer, para referirse a los rosados dedos de la aurora
que describe Homero.
amasar.
Los pobres amasan el pan; los ricos, las fortunas.
amor.
Acaso el mejor sea aquel que por comodidad se convierte en costumbre.
Maestro y amigo, releo las palabras que un leído de aldea define; me detengo en aguja y voto para que un camello pase por su ojo y que un aislado esté solo en una isla y que un alfarero transmita el alma al cántaro.
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