Lo
estrenamos casi ayer y ya se está yendo.
Febrerillo el loco, con sus días
veintiocho y su buena ristra de refranes
envuelta en el tapabocas que abriga los últimos fríos y sobra en esos soles que
traen el anuncio de la primavera, pues Febrero, frío o templado, pásalo arropado,
y En febrero un día malo y otro bueno,
y En febrero un rato al sol y otro al
romero, y En febrero busca la sombra
el perro.
El
secreto de las cosechas lleva guardado en las alforjas, y es secreto de lluvias
y no de cielos claros, que Agua de
febrero llena el granero, y Febrero,
cebadero, por la de la cebada, pero Mal
año espero si en febrero anda en mangas de camisa el jornalero, y Si hace un buen febrero, malo será el año
entero, pues Cuando no llueve en
febrero, no hay buen prado ni centeno.
La
alianza del refranero y el calendario antiguo le atribuyó incluso al santo del
día 24, que era san Matías, el milagro meteorológico de adelantar el equinoccio:
Por san Matías se igualan las noches y
los días.
Y el
poeta José Antonio Muñoz Rojas le dedicó este precioso y original soneto a uno
de tantos febreros locos, el de 1966.
Sonetería
A este Febrero, que se equivocó y se vistió de Abril en
1966
Qué
disparate, Abril se ha equivocado,
y
tomando la posta de Febrero,
y
diciéndose flor para qué os quiero,
a
Marzo a la torera se ha saltado.
Y un
alboroto por el campo ha armado,
de
yemas sin sazón, tramas sin fuero,
la
violeta diciéndose me muero,
apenas
el color recién morado.
No
me abriles Febrero a estas alturas,
que
luego viene Marzo con su yelo
y
nos hace la pascua antes de fecha.
Tú
con las tuyas y él con sus diabluras.
Y
donde dice vega pone duelo
y
nos deja a dos palmos de cosecha.
(De La rebusca, 1998)
Cuando leo tapabocas en el blog de los dias contados, veo a un hombre mayor embozado de medio cuerpo para arriba, y si aplicamos el dictamen de Balzac: "Elegancia es parecer lo que uno es", pués de la criatura solo se veía a duras penas unos ojos y la gorra en la cabeza.
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