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lunes, 5 de diciembre de 2016

Informe sobre la i

De sonido agudo y punzante como su forma, que recuerda la de una espina, y con esa bolita redonda encima que se hace puntiaguda por menos de nada, como en ímpetu o bergantín.
A ratos incisiva, inquieta, irónica, y por eso inquiere, investiga, insiste... También, si se insolenta, capaz de insultar y de injuriar y de intrigar y de irritarse y propagar infamias.
Y tiene islas, istmos, icebergs.
Se ensancha en lo inmenso y lo infinito, se difumina en lo irrisorio e insignificante, se encoge en lo íntimo e inefable.
Intransigente e indisciplinada cuando se empeña en decir que no a todo: inútil, imposible, inaceptable... Y cómo le gusta entonces incomodar a la r y oír cómo chirría: irresponsable, irrespetuoso, irreverente, irrespirable...
Industriosa pero indolente, ilusa pero incrédula, inmisericorde pero indulgente, ilustrada pero ignorante, ingeniosa pero inepta.
Cuando la intimida la intemperie se instala en una iglesia o en un iglú, desaparece a veces por arte de birlibirloque, no se anda con tiquismiquis, disfruta incordiando con el sirimiri...
Pero qué bien suena cuando es la última y se pone esa mínima bandera encima suspendida en el aire como el colibrí, volando alto como el neblí, ondeando al viento como una tela blanquísima de organdí o celebrando el nuevo día con un solemne quiquiriquí.  

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