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lunes, 1 de julio de 2019

San Juan, hacia 1610


Es la fecha aproximada en que llegan don Quijote y Sancho a Barcelona, al término de su tercer y último viaje.
Tras dejar la Mancha, atraviesan Aragón y entran en Cataluña. Nada más hacerlo, se encuentran con una partida de bandoleros y su capitán, Roque Guinart, que despierta la admiración de don Quijote por su sentido de la justicia. El bandolerismo era una realidad social en la Cataluña de la época, y bajo el nombre de Roque Guinart se alude a Perot Rocaguinarda, un personaje rigurosamente histórico y contemporáneo de Cervantes. Con los bandoleros conviven tres días y tres noches, y el propio Roque Guinart les conduce "por atajos y sendas encubiertas" hasta las puertas de Barcelona, a cuyas playas llegan la víspera de san Juan por la noche. Allí les sorprende la ruidosa algazara con que los barceloneses celebran el amanecer de un día de fiesta.
De la capital catalana, que contaba entonces con unos 33.000 habitantes, les llama la atención el bullicio de las calles, las galeras del puerto y, sobre todo, el mar, que ni don Quijote ni Sancho habían visto antes. En compañía de don Antonio Moreno, a quien Roque Guinart ha enviado una carta de recomendación para que los acoja en su casa, pasean por las calles, visitan una imprenta (probablemente, en la calle del Call) y una galera. Estando en esta última, suena la alarma de que se acerca un barco turco, el enemigo más temible del mundo cristiano en aquella época, y la galera, junto con otras dos, sale en su captura.
La estancia en Barcelona, la única ciudad que visita don Quijote, termina cuando, dos días después, el hidalgo es derrotado en la playa por el Caballero de la Blanca Luna (en realidad, su amigo el bachiller Sansón Carrasco, que ha recurrido a esta estratagema para curar su locura y obligarle a volver a su tierra).

                                                  (La Razón, 24 de junio de 2019)

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