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lunes, 7 de noviembre de 2016

El haiku

No resulta difícil encontrar desde hace algún tiempo en los estantes o expositores que las librerías reservan a la poesía –bien pocos, y en un rincón, por lo general el más apartado– diferentes y variadas colecciones de haikus, que constituyen como es sabido la forma más conocida de la poesía tradicional japonesa.
Formado generalmente por tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente, el haiku se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza.
Sirvan como muestra estos cinco ejemplos:

Lirios, pensad
que está de viaje
el que os mira.
                        Sögui

Huye la serpiente.
En calma queda
la montaña de azucenas.
                        Shiki

Si a la luna llena
le ponemos un mango:
¡qué buen abanico!
                        Sookan

Un viejo estanque.
Se zambulle una rana:
ruido del agua.
                        Basho

Este camino
nadie ya lo recorre,
salvo el crepúsculo.
                        Basho

A los que podrían añadirse estos otros tres, de pluma maestra y argentina, la de Jorge Luis Borges:

¿Es un imperio
esa luz que se apaga
o una luciérnaga?

Algo me han dicho
la tarde y la montaña.
Ya lo he perdido.

Lejos un trino.
El ruiseñor no sabe
que te consuela.

1 comentario:

  1. En la fundación Ángela Merayo que tiene su ubicación en Santibáñez del Porma, lugar muy conocido por el autor de este blog, se expuso en el mes de Agosto y Setiembre una muestra artística titulada: la poética del haiku; me resultó extraño por mi ignorancia sobre esa poética, ahora que leo el comentario me resulta más comprensible lo que allí vi. Para ver la temática de la exposición se puede acceder con el título: Merayo exposición sobre haiku.

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