Ese
niño solo en el parque, sin nadie con quien jugar, vigilado de lejos por una mujer ajena a
él ensimismada en su móvil que se contenta con mirarle de vez en cuando... Le
vienen grande los pantalones y la camisa, le vienen grandes también los ojos,
aunque no como a esos niños que salen a veces en los periódicos, refugiados de
la guerra o víctimas inocentes del hambre y la miseria...
Ese
anciano que camina con pasos muy cortos apoyado en un bastón y de tan frágil
como se siente va mirando a todas partes, de miedo a que venga alguien y se le
cruce de repente o le empuje y le haga caer...
Ese perro que ha sacado a pasear a su dueño y le
obliga a dar vueltas sin parar; el perro va oliendo la tierra y el dueño atado
a la correa le sigue obediente como un esclavo...
Ese hombre que levanta la tapa de los contenedores y
asomado a ellos revuelve dentro con un palo...
Para ver las escenas que relatas lo habrás hecho subido a la rama de un árbol, como hacen los pájaros.
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