Veo
desde esta rama
que
me estás escuchando:
¿lo
harías si supieras
que
para ti no canto?
Adivino
además
lo
que estarás pensando:
cómo,
sin saber reglas,
cantan
así los pájaros.
Mas
no ocupes el tiempo,
pues
será malgastarlo,
en
buscar las razones
que
expliquen tal milagro.
Sigue
así como estabas
leyendo
embelesado
y
no alces la mirada
a
la copa del árbol.
No
pienses más en mí
y
vuelve a tus cuidados,
pues
nunca entenderás
a
un mirlo enamorado.
(De Cien lecciones de cosas)
Aunque
enamorado, o quizá por eso, el que así razonaba bien podía pertenecer a la
especie del pájaro solitario de que hablaba san Juan de la Cruz. En sus
comentarios al Cántico espiritual, enumera
las propiedades de dicho pájaro, que son, según él, estas cinco: "La
primera, que ordinariamente se pone en lo más alto [...] La segunda, que
siempre tiene vuelto el pico hacia donde viene el aire [...] La tercera es que
ordinariamente está solo y no consiente otra ave alguna junto a sí [...] La
cuarta propiedad es que canta muy suavemente [...] La quinta es que no es de
algún determinado color".
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