A
un servidor le dio hace años, con el no sé si ingenuo propósito de despertar la
afición lectora entre los alumnos, por coleccionar eslóganes que les dieran
prestigio, a los libros, y, naturalmente, también a la lectura.
Reproduzco
algunos de los que, sacados de aquí y de allá –y
repare la benevolencia del lector en el público adolescente al que iban destinados–, apunté y conservo:
.Si
no lo leo, no lo creo.
.Leyendo
se entiende la gente.
.Libres
libros.
.Buenos
libros, buenos ratos.
.Leer:
reír, llorar, aprender... ¿alguien da más por menos?
....Porque
todo lo que buscas está en los libros.
.Leer
es soñar. Que no sueñen por ti.
.Leyendo
voy, sabiendo vengo.
.Y
tú, ¿por qué no lees?
.Los
libros lo tienen todo... ¡Solo faltas tú!
.Ojos
que no leen, corazón que no siente.
Pero
qué mejor reclamo que estos versos del poeta Ángel González (Oviedo, 1925-Madrid, 2008), pertenecientes a su
último libro, publicado póstumamente en 2008:
La
verdad de la mentira
Al
lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y
una voz cariñosa le susurró al oído:
–¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es mentira?
Y él respondió:
–Lo sé,
pero lo que yo siento es verdad.
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