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lunes, 10 de octubre de 2016

Avecedario

La abubilla que luce altiva y bien peinada cresta, el búho que tanto sabe y piensa, el cuervo que a todas horas se queja.
El estornino que las palabras silabea y el faisán que de cola presume y se pavonea.
El gorrión que nos sigue hasta la puerta, el halcón que en el cielo reina, el ibis de lejanas tierras y el jilguero que en la jaula gorjea.
La lavandera que los ríos recuenta, el mirlo que con el caminante conversa.
El negrón de casta marinera y el ñandú que corre pero no vuela.
La oropéndola que con tesoros sueña, el petirrojo que se mira y se embelesa, el quebrantahuesos que el horizonte otea y el ruiseñor que a Dios por las mañanas despierta.
El somormujo que en las aguas bucea, la tórtola que de amores se lamenta, el urogallo que en los hayedos lleva vida secreta y el verderón que entona siempre una canción nueva.
El zorzal que antes de cantar se afina las cuerdas.
Y no hay aves, o escasean, que empiecen por las demás letras: d, k, w, x, y griega.
Queda así incompleto el avecedario del que pajarea, el que aprenderían los pájaros si fueran a la escuela.
                      (De Cien lecciones de cosas)

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