Hacia
1960, dos niños, en el campo, para distraerse mientras guardan las vacas.
–¿Quién
vuela más alto, un águila o un quebrantahuesos?
–Un
águila.
–Los
dos igual.
–¿Y
quién canta mejor, un jilguero o un ruiseñor?
–Un
jilguero.
–Mentira,
que canta mejor el ruiseñor.
–¿Quién
es más guapo, un jilguero o un verderón?
–El
jilguero, que tiene más colores, siete en total.
–¿Y
quién pone más huevos en el nido, la codorniz o la perdiz?
–La
perdiz.
–Trola,
que es la codorniz, porque son más pequeños y caben más.
O
por la noche, en verano, sentados junto a la lumbre que ellos mismos han
encendido, una escoba seca debajo para prender el fuego y ramas y troncos de
piorno encima, repasando sus conocimientos de botánica en particular y de la
naturaleza y el mundo en general.
–¿Cuáles
son las mejores varas y las más rectas, las de salguera o las de avellano?
–Las
de avellano.
–Y
también las de acebo.
–¿Y
quién florece primero, el manzanal o el peral?
–El
peral, que le sale la flor en cuanto echa la hoja.
–¿Qué
madura antes, las cerezas o los arándanos?
–Los
arándanos.
–Al
revés, las cerezas, que ya las hay para san Pedro.
–¿Y
qué espiga tiene más granos, la del trigo o la de la cebada?
–La
del trigo.
–La
de la cebada, y si no, pregúntalo.
–¿Quién
está más lejos, el sol o las estrellas?
–Las
estrellas, por eso se ven más pequeñas.
–¿Y
qué es más grande, el mar o la luna?
–La luna.
–Sí,
pero si fuera un océano, más grande el océano.
–¿Y
qué hay más en el mundo, árboles o animales?
–Árboles.
–No,
si se cuentan las hormigas.
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