El
número cuatro, que sugiere lo organizado, lo completo y acabado (el cuadrado).
El
cuatro, que con solo cambiar de sitio una letra se convierte en cuarto.
Cuatro
son los jinetes del Apocalipsis (guerra, hambre, peste, muerte); cuatro los
elementos básicos: la tierra que absorbe el agua y resiste al aire, el agua que
nutre la tierra y apaga el fuego, el aire que barre la tierra y borra el agua (palpándola
de continuo, y acariciándola o agitándola, según le dé) y aviva el fuego, el
fuego que amenaza a la tierra y huye del agua; y cuatro los evangelios
canónicos, atribuidos a san Mateo, san Marcos, san Lucas y san Juan.
Cuatro
son las estaciones del año y cuatro los puntos cardinales y cuatro también nos
decían en el catecismo que eran las virtudes cardinales: prudencia, justicia,
fortaleza y templanza. Las reglas aritméticas son asimismo cuatro (suma, resta,
multiplicación y división), y cuatro las partes en que se divide el día:
mañana, mediodía, tarde y noche. Cuatro son los palos de la baraja española
(oros, copas, espadas y bastos) y cuatro los de la francesa (corazones,
diamantes, tréboles y picas), los muebles se suelen asentar sobre cuatro patas
y la mayoría de los vehículos se agarra al suelo sobre cuatro ruedas.
Eso
en los libros y en la ciencia, que en la vida y en el hablar es otra cosa y no
se le tiene al número cuatro en la misma consideración, ni se le trata con la
misma deferencia: Lo ha comprado por cuatro
cuartos (o por cuatro perras, o por cuatro duros); Creían que se iba a llenar
la sala y solo han venido cuatro gatos; Mucho tronar y relampaguear, pero han caído cuatro
gotas nada más; Escríbeme al menos cuatro letras; Dijo cuatro palabras y se fue...
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