Unas
alpargatas
que
me lleven otra vez
por
las sendas altas de la infancia.
Unas
alas de hada
como
aquellas de los sueños
en
las noches de enero estrelladas.
Las
luces del alba
que
anunciaban en el monte
los
cencerros lentos de las vacas.
Una
fuente clara
donde lavar las heridas
y
aprender las músicas del agua.
Un
gorro de lana
que
devuelva los inviernos
de
nieve, lobos, lumbre y bufandas.
(De Cien lecciones de cosas)
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