Y como complemento y continuación de lo que el otro día conté aquí sobre el oficio de pastor, este poema:
Carta al padre,
pastor trashumante
A
Epifania Rodríguez, in memoriam
Una noche de invierno, en la cocina
la pobre lumbre arde.
Los niños y sus toses
buscan el fuego para calentarse.
Miran embelesados las culebras
rojas que mueve el aire,
y suben por los sueños
que no se atreven a contar a nadie.
A la luz de una vela
la madre escribe con el gesto grave,
minuciosa la letra y muy despacio
no sea que la tinta se derrame.
Es la primera carta
desde que aquella tarde
marchó con el rebaño.
Y son tantas las cosas que contarle...
Termina de hilvanar
insegura una frase
y pregunta solícita a los niños
si tienen algo que decirle al padre:
–Sí, madre, que en el arca hay poco pan...(De Cien lecciones de cosas)
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