No
sabía bien de qué escribir hoy y, espigando aquí y allá por los libros de mi
biblioteca, he encontrado, escondidos entre sus páginas, estos breves poemas
que se ofrecían a la vista como los frutos y el oro del otoño:
En un álbum de una
señora que quería que se dijese algo acerca de la desgracia de ser mujer
desventurada
suerte nos rodea.
¡Ay infeliz de la que nace hermosa!
Y
¡ay infeliz de la que nace fea!
(Carolina Coronado, 1820-1911)
Proverbios y cantares
XLI
Bueno
es saber que los vasos
nos
sirven para beber;
lo
malo es que no sabemos
para
qué sirve la sed.
Otras canciones a
Guiomar a la manera de Abel Martín y de Juan de Mairena
III
Escribiré
en tu abanico:
te
quiero para olvidarte,
para
quererte te olvido.
(Antonio
Machado, 1875-1939)
El
dormir es como un puente
que
va del hoy al mañana.
Por
debajo, como un sueño,
pasa
el agua.
Quince monedas
UN POETA MENOR
La
meta es el olvido.
Yo
he llegado antes.
EL PRISIONERO
Una
lima.
La
primera de las pesadas puertas de hierro.
Algún
día seré libre.
(Jorge
Luis Borges, 1899-1986)
Apuntes del insomnio
1
Roe
el reloj
mi
corazón,
buitre
no, sino ratón.
(Octavio
Paz, 1914-1998)
Crepúsculo,
Alburquerque, invierno
No
fue un sueño,
lo
vi:
La
nieve ardía.
(Ángel
González, 1925-2008)
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