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viernes, 26 de febrero de 2016

Cosas de antes

El armario de luna.
Las medias de cristal.
El jabón de olor.
Los renglones de los surcos.
El olor de la hierba recién segada.
La mansedumbre de los bueyes.
Las horas quietas viendo nevar.
Los relojes de cuerda, que no se daban prisa.
El tabaco de cuarterón.
Los librillos de papel de fumar (con una hoja roja previsora que avisaba: “Quedan cinco hojas”.)
Los pecados mortales y veniales.
El latín.
El aguinaldo.
Las esquilas del rebaño al atardecer.
Las roderas del carro en los caminos.
Las jaculatorias.
Las estampas de santos guardadas entre las páginas de los libros.
Las gavillas en las eras.
El colchón de lana.
El sarampión, los sabañones.
Ir a por agua a la fuente.
Ir al monte por leña.
Los impermeables de plexiglás.
La jofaina con el aguamanil.
Los anteojos.
La cantina.
El pan posado.
Los borrones de tinta.
El papel secante.
El tintero (y en él se dejaban guardados los olvidos).
El carro de heno.
El olor nuevo de la tierra en la reja del arado.
El coco que se lleva a los niños que duermen poco.
La hoz a la cintura.
Las preguntas y respuestas del catecismo.
El trato familiar con abalorios y cachivaches.
¡Mañanicas del mes de mayo!
Las costumbres.
Las lumbres de los pastores.
Los nidos: saberlos, y andar a ellos.
El olor del lapicero (la punta se podía hacer con la navaja o el afilador).
La quejumbre pausada del hacha.
El anillo de la trilla.
La paciencia para gastar el tiempo.
La virtud (terrenal) de la modestia.
El olor del silencio a la intemperie.

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