La única patria
Dicen,
y así lo he leído en alguna parte, que, en llegando a una cierta edad, el pasado
se va poco a poco difuminando, como si una neblina lo velara, y que algunos
trechos, y no los más lejanos sino, al contrario, los que aún no han tenido
tiempo de aposentarse del todo en la memoria, se presentan, cuando trata uno de volver atrás para rememorarlos, como si una pátina los hubiera ido despintando
o alguna sombra oscureciendo -al modo de la noche con el día- o fueran
borrándose ellos solos lo mismo que una vela que se apaga.
Y
dicen también que, a la par que ese territorio del pasado se destiñe y
emborrona y desvanece, otro, que por lógica debería haber sido el primero en
empañarse y volverse remoto, se va imperceptiblemente clareando y haciéndose
más vivo y cercano igual que una patria perdida que emergiera entra las
brumas... Una patria de la que todos los poetas han dicho siempre que es la
única que el ser humano tiene.
Nieve
la
dicha del que lee.
Pasos
de nieve,
los
que a llamarte vienen...
Diles
que no te esperen.
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