Como
es sabido, el sufijo -illo, -illa tiene valor diminutivo y expresa pequeñez (arbolillo,
bolsillo, camilla, cucharilla) o afecto (guapillo, dinerillo, chiquilla, mentirosilla).
Pero
no siempre, pues en muchas ocasiones el significado de la nueva palabra así
formada ha ido evolucionando de tal modo que finalmente poco o nada tiene que
ver con el original. Por ejemplo, cabecilla
no designa una cabeza pequeña sino una 'persona que está a la cabeza de un
grupo rebelde o contrario a la ley'; comidilla
no hace referencia a una comida pequeña sino a un 'tema que es objeto de
comentario o murmuración'; manzanilla
no es una manzana pequeña sino una 'hierba de flores olorosas que se utiliza
como infusión'.
Hay
muchas más, y de uso bien frecuente: bocadillo,
bombilla, calderilla, cepillo, coletilla (con el sentido de 'añadido
breve al final de lo dicho o escrito'), colilla,
estribillo, gatillo ('pieza que se aprieta con el dedo para disparar un arma de
fuego'), infiernillo ('aparato
pequeño para calentar agua o cocinar'), maletilla
('joven que, sin medios ni ayudas, aspira a ser torero'), pardillo ('rústico, ignorante, incauto'), pasillo, perilla
('porción de pelo que se deja crecer en la punta de la barbilla'), plantilla (con el sentido de 'relación
de trabajadores fijos de una empresa u organismo', o también 'conjunto de los
jugadores de un equipo deportivo').
Otras
conservan vagamente el significado, bien por un cierto parecido, bien por
usarse en sentido metafórico: horquilla
('pieza empleada para sujetar el pelo'), muletilla
('palabra o frase que se repite mucho', como si el hablante se apoyara en ella
cuando no sabe qué decir o para salir del apuro), patilla ('porción de pelo que crece a ambos lados de la cara por
delante de las orejas'), pesadilla
('sueño angustioso', 'preocupación grande y continua')...
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