Leo en el ya clásico libro de E. R.
Curtius Literatura europea y Edad Media
Latina que la literatura se enseñaba en las escuelas de Grecia ya desde el
siglo VI a. C.
A falta de libros sagrados, Homero
fue para los griegos la "tradición", y sus poemas se convirtieron en
el centro de la enseñanza escolar. Si los judíos aprendían la Torá (la
"Ley") de Moisés, los alumnos de la Grecia clásica leían a Homero.
El ejemplo griego fue seguido por
los romanos, y Virgilio –y particularmente la Eneida– ocupó un lugar destacadísimo en la enseñanza del Imperio
(también los grandes clásicos griegos, que fueron traducidos al latín para su
uso escolar).
Lo mismo ocurrió después, en la
época de formación de las naciones modernas: la enseñanza se hace portadora de
la tradición literaria de cada país, y la literatura es fundamento y parte
esencial del currículum escolar.
La literatura, se podría decir, es
la memoria escrita de un pueblo o nación, y ya se sabe que sin la memoria –tanto
da que se aplique a las personas en particular como a los pueblos o naciones en
general– no somos nada.
¡Como para que ahora venga toda esa
pandilla de políticos de pesadilla y pedagogos de relumbrón y quieran
eliminarla –o casi, reduciéndola al mínimo– de los planes de estudio!
Y pues si nadie en Inglaterra
concibe una escuela en la que los alumnos no conozcan y lean a Shakespeare, y
en Francia a Molière, y en Alemania a Goethe, otro tanto debería ocurrir en
España con, por ejemplo, Cervantes y el Quijote... Si no es mucho pedir, en
este año en que se celebra el cuarto centenario de la muerte del escritor
español más universal.

Estaría bien que la resurrección sucediera pasados 400 años de la muerte, así podríamos asistir en medio de esta inundación política a una lección magistral del maestro Cervantes.
ResponderEliminar