1
Como
espera el bosque la primavera, pacientemente y en silencio, sin caer en el
descrédito de la queja ni levantar la voz contra las inclemencias del invierno,
por muy riguroso que este sea...
2
La
primavera, no contenta con reverdecer desmontes y adornar escombreras, se deja
ver hasta en las desprestigiadas rotondas de las afueras de las ciudades.
3
Todos
los que estábamos sentados en el parque al sol levantamos agradecidos los ojos
para ver si entre las hojas descubríamos el pájaro que con sus trinos vino de
repente a llenar de música la tarde; todos, excepto aquel que dejó los suyos
hundidos en las páginas del libro que estaba escudriñando. Y todos secretamente
le compadecimos.
4
El
canto de un pájaro es infinitamente más cadencioso y armónico que la más
refinada sinfonía.
5
Unas
tímidas margaritas nuevas, al oír el zumbar de alguna abeja, asomaron ayer
entre la hierba para ver si llegaba primavera.
De
madrugada se excedió la fresca y han amanecido hoy con la cabeza ladeada, el
tallo inclinado, secas, vueltos sus pétalos mustios a la tierra.
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