Tuve
la oportunidad el otro día de volver a ver la entrevista que le hizo hace ya
muchos años, en diciembre de 1976, el periodista Joaquín Soler Serrano a Josep
Pla en su masía de Llofriu para el programa
A fondo de Televisión Española, famoso en su tiempo y hoy parece que de
culto.
Josep
Pla contesta a las preguntas con su habitual formalidad y velada socarronería,
y de todo lo que en esa entrevista dice, que es, como siempre en él, pertinente
y enjundioso, me apresuré a anotar lo que sigue:
"Yo
he tratado de poner adjetivos detrás de los sustantivos, y es la única cosa que
he hecho en mi vida. Y por esto fumo, para buscar adjetivos. Yo pongo una
puerta, ahora hay que buscar el color de esta puerta, la forma de esta
puerta... Buscar el adjetivo exacto, y si lo encuentro lo pongo. Raras veces se
encuentra el adjetivo, pero si se encuentra, uno se puede ir a comer a casa.
Comer una sopa, una tortilla, y no envidiar nunca nada a nadie".

De
la prosa de Pla sorprende particularmente el poder de observación, la precisión
conceptual y el fino humor con que se vierten los juicios. De ahí, y de su
estilo ágil y natural, le viene esa amenidad que aún conserva, como si por ella
no pasara el tiempo.
El
lector en castellano puede tener ocasión de comprobarlo, por ejemplo, con
cualquiera de estos cuatro libros:
Madrid, 1921 (Un dietario), (1929) Madrid.
El advenimiento de la República, (1931), Viaje en autobús (1942, escrito originariamente en castellano) y,
muy en especial, El cuaderno gris (El quadern gris, 1966), traducido por
Dionisio Ridruejo en 1975, especie de autobiografía en forma de diario que es
considerada como su obra maestra.
Josep
Pla nació el 8 de marzo del año 1897 en Palafrugell, y falleció el 23 de abril
de 1981 en Llofriu.
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