Seguidores

miércoles, 16 de marzo de 2016

Más hipérboles


Se hablaba aquí el otro día (24 de febrero) de las hipérboles, o sea de las exageraciones, esas que tanto abundan en la lengua familiar: un millón de besos, te lo he dicho mil veces, ¡lo sabe todo el mundo!...
En el diccionario, ese jardín de las palabras, las hay para todos los gustos y muy curiosas, como, por ejemplo, las que siguen, referidas a acciones o sentimientos que a menudo se apoderan del ser humano:
comer hasta reventar, poner a alguien por las nubes, echar humo o echar chispas (cuando uno está muy enfadado), subirse por las paredes, ahogarse en un vaso de agua, agarrarse a un clavo ardiendo, tirar la casa por la ventana, romper una lanza por alguien, rasgarse las vestiduras, apretarle las clavijas a alguien, llorar a moco tendido, morirse (o desternillarse, o escacharrare, o mondarse, o partirse, o troncharse) de risa, ponerse morado o ciego (de tanto comer), comerse vivo a alguien, hacer castillos en el aire, perder los estribos (y los papeles, y también el culo, con perdón), dar sopas con honda, dejarse la piel en un asunto, beber los vientos por alguien, ver los cielos abiertos…
Y la más cruel e incomprensible de todas: matar el tiempo (que es lo único que tenemos).

1 comentario:

  1. En una ocasión escribiste:.... el tiempo que se remansa un instante antes de continuar.

    ResponderEliminar