Leopoldo
Alas, más conocido por el seudónimo
de Clarín, nació el 25 de abril de 1852 en Zamora, ciudad en la
que su padre, asturiano, era gobernador. En 1859 se trasladó toda la familia a
Oviedo, y desde entonces su vida estuvo siempre ligada a la capital asturiana.
Estudió Derecho y ya desde joven empezó a colaborar en periódicos y revistas
con el seudónimo que le haría famoso. Desde 1883 fue catedrático de Derecho de
la Universidad de Oviedo, profesión que alternó con una intensa actividad
literaria hasta su muerte, ocurrida en Oviedo el 13 de junio de 1901.
Ideológica
y políticamente, Clarín fue un liberal republicano, defensor de la
libertad de pensamiento y de conciencia y enemigo del fanatismo y del
tradicionalismo reaccionario. Le preocuparon también los problemas sociales y
se mostró asimismo como un escritor moralista, defensor de la justicia y la
verdad.
Aparte de
sus artículos en la prensa, recogidos en libros como Solos de Clarín (1881) y Palique
(1894), escribió varios libros de cuentos y novelas cortas, como Pipá (1886) y Doña Berta (1892), y dos
novelas: La Regenta (1884) y Su único hijo (1891).
La Regenta,
que no tuvo demasiado éxito en su momento –debido
quizá al escándalo causado por sus críticas anticlericales–, es considerada hoy como una de las mejores novelas de
la literatura española.
El tema central no es solo el drama de la
insatisfacción de la protagonista, sino el retrato moral y social de una ciudad
provinciana y aburrida (Vetusta-Oviedo) y, por extensión, de la España de la
época de la Restauración: la hipocresía, la falsa religiosidad, los
convencionalismos sociales, el poder de la Iglesia, la corrupción del clero y
de la aristocracia decadente, la ineptitud de los partidos políticos, la
inmoralidad son algunos de los aspectos denunciados por Clarín.
El
argumento, en síntesis, es como sigue: en Vetusta (Oviedo en la realidad) vive
Ana Ozores, casada con don Víctor Quintanar, ex-regente de la ciudad (de ahí el
sobrenombre de La Regenta). Ana, mucho más joven que su marido –hacia el que siente agradecimiento y amistad más que
otra cosa–, vive entre la soledad y el hastío. Su temperamento
soñador y sus inclinaciones místicas la llevan a entregarse espiritualmente a
su confesor, don Fermín de Pas, el ambicioso magistral de la Catedral. Por otra
parte, la frustración por no haber tenido un hijo y el ambiente cerrado,
superficial y provinciano de Vetusta la empujan hacia don Álvaro Mesía, un
aristócrata liberal, el donjuán de la ciudad. Entre los dos se entabla una sorda
lucha por el dominio de la protagonista, con un final desolador: el marido, don
Víctor Quintanar, muere en un duelo con Álvaro Mesía, que escapa de la ciudad,
y Ana Ozores es abandonada por todos, incluso por el magistral, al que acude en
busca de confesión.
Ana, prototipo
de la mujer sensible y soñadora en un mundo mediocre y hostil, como la Madame
Bovary de Flaubert, con la que tantas veces se ha comparado, sucumbe así ante
la presión ambiental y, en lo que constituye un claro rasgo naturalista, la atmósfera
social opresiva de Vetusta acaba por asfixiar su carácter sensible. Por esta
razón se ha considerado a La Regenta como el modelo español de la novela
"del romanticismo de la desilusión".
No hay comentarios:
Publicar un comentario