El
afecto, con demasiada frecuencia sin efecto.
Lo
inocuo, casi nunca inicuo, pero no al revés.
Una
especia, tan fácil de confundir con una especie.
Las
acechanzas, que a menudo precisan de asechanzas.
La
actitud, que no se corresponde a veces con la aptitud, y viceversa.
La
adición, simple suma sin parentesco alguno con el hábito incontenible de la
adicción.
Se
espía al sospechoso, y expía sus culpas el que las cometió.
Proscribe
el que prohíbe, prescribe el que ordena o manda o receta.
Expira quien ya no puede espirar.
Se infringen las normas, se infligen daños o castigos.
Rallar,
que se le hace al queso, a las zanahorias o al tomate; rayar, que se le hace al
papel, a las paredes o a los coches.
Prever
uno lo que va a pasar pero no acertar a proveerse de lo necesario.
(Y
qué triste que baste una simple o para
pasar de la alegría a la alegoría.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario