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viernes, 19 de febrero de 2016

Noticia del río Cea

Dicen en las noticias, y no puedo dar crédito a lo que oigo, que el Cea se ha desbordado y amenaza con inundar terrenos y algún pueblo. Imposible que un río de nombre tan parco como su cauce se atreva a cometer tales desmanes.
Un servidor lo conoce ben, desde la infancia como quien dice, y no, no me lo imagino saltándose las márgenes y atropellando cultivos o anegando casas o cualquier otro extravío semejante. Sí, como mucho, que se atreva a llevarse por delante un chopo descuidado o unas matas de salgueras con las raíces al aire, o a corretear sin permiso de su dueño por alguna finca colindante, pero nada más.
Dice uno todo esto, y que lo conoce bien, porque el río Cea nace en mi pueblo, un poco más arriba de las últimas casas, en las faldas del pico de Piedralagua. Allí, de una peña y entre unos brezos, brota decidido el manantial, y discurren enseguida sus aguas con buen ímpetu por el hondón angosto de un breve desfiladero, a mitad del cual recibe lo que le sobra a la Fuente Rodriga, enjaulada la pobre en una caseta por ser la que abastece al pueblo. Suelta generoso lo regalado un trecho más adelante a la presa de El Quebradero, y otro tanto hace luego con la de La Molinera. Aun así llega fresco y abundante a la parte bajera del pueblo, por donde hace su aparición lamiendo los muros de la escuela antes de pasar bajo el puente que le rinde homenaje (y justo en ese espacio entre la escuela y el puente lavaban antes la ropa en un remanso las mujeres, y de cada lavandera de roble hincada en la tierra salía de continuo una pacífica flota de pompas de jabón que marchaba aguas abajo a explorar nuevos horizontes).
No ha acabado de dejar el pueblo y ya viene en su auxilio el río Mocoso, de limpio cauce en contra de lo que su nombre pueda hacer pensar. Se pasea a continuación un rato por la orilla de la carretera y se precipita al llegar a La Fábrica en vistosa pirueta de no menos de cuarenta metros por la cascada del Gorgolón.
Ensimismado en la paz de los prados de Las Solanas y El Sotico, y nada más rezarle unas salves a la Virgen cuando pasa por delante de la ermita, le da la bienvenida al arroyo de Retejerina que le trae ayuda de los montes circundantes.
Así crecido y una pizca envalentonado entra en el término del vecino pueblo de Prioro, en cuyo nombre le ofrenda los primeros dones el arroyo de Valledrao.
De esta guisa, con porte más bien modesto y un caudal que pocas veces llega a mediano, se dispone a asomarse al ancho mundo que le aguarda tras el desfiladero de Las Conjas.
Por los mapas sé que, pasado Sahagún, todavía en la provincia de León, y luego de fisgonear un trecho en la de Valladolid y atreverse a entrar en la de Zamora, entrega sus aguas a las del Esla, nacido como él en la vertiente leonesa de la Cordillera Cantábrica, y que por el camino recibe también otros arroyos y algún riachuelo, pero todos de caudal muy discreto y nada revoltosos ni levantiscos.
¡Conque cómo voy a creer que un río como el Cea, pacífico de por sí, y de origen tan humilde, vaya a ser capaz de desmandarse de esa manera que dicen en las noticias! 

1 comentario:

  1. Te has sentado en el peñasco que avanza sobre el riachuelo, y te has dejado llevar por el agua del Cea, no te creas las noticias, estas solo sirven para los que no conocen el río.

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