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lunes, 23 de mayo de 2016

Efemérides literarias

José de Espronceda
Prototipo del romántico rebelde y exaltado, nació en Almendralejo (Badajoz) en 1808. A los quince años ya había fundado con otros amigos una sociedad secreta, Los Numantinos, para conspirar contra el rey Fernando VII, por lo que fue encarcelado. A los dieciocho años huyó a Portugal para unirse a los exiliados liberales. Regresó a España en 1833, junto con Teresa Mancha, su gran amor, que le abandonaría tres años después. Murió en Madrid a los treinta y cuatro años, el 23 de mayo de 1842.
Entre sus obras poéticas destacan:
.El estudiante de Salamanca, extenso poema lírico y narrativo de cerca de dos mil versos que relata la leyenda del joven libertino y descreído don Félix de Montemar, que llega a presenciar su propio entierro. El tópico escenario romántico en que transcurre la historia se dibuja ya en los primeros versos: Era ya más de media noche, / antiguas historias cuentan, / cuando en sueño y en silencio / lóbrego envuelta la tierra, /los vivos muertos parecen, / los muertos la tumba dejan.
.El diablo mundo, poema lírico y filosófico de más de ocho mil versos que combinan diversas estrofas y ritmos; el canto II es el famoso Canto a Teresa, y en él recuerda la historia de su amor, de acuerdo con el típico proceso romántico: ilusión inicial, desengaño y desesperación final.
Del Canto a Teresa, ejemplo del romanticismo más retórico y efectista, son estos versos, en los que el poeta llora a su amada muerta:

Los años ¡ay! de ilusión pasaron;
las dulces esperanzas que trajeron,
con sus blancos ensueños se llevaron,
y el porvenir de oscuridad vistieron;
las rosas del amor se marchitaron,
las flores en abrojos convirtieron,
y de afán tanto y tan soñada gloria
sólo quedó una tumba, una memoria.

.Otras composiciones breves, expresión de su rebeldía, de su violenta protesta contra las normas sociales y de su aspiración a una libertad absoluta. Destacan las que tienen como protagonistas a una serie de figuras humanas socialmente marginadas: Canción del pirata, Canto del cosaco, El verdugo, El reo de muerte y El mendigo. A ellas se puede añadir A Jarifa en una orgía, en la que manifiesta su amargo desengaño ante la vida, y el Himno al sol, de carácter filosófico.
De la primera, Canción del pirata, la que más fama le ha dado, quién no recuerda los primeros versos, que sirvieron de aprendizaje memorístico en las escuelas hasta hace bien poco: Con diez cañones por banda, / viento en popa a toda vela, / no corta el mar, sino vuela, / un velero bergantín...
Y la estrofa que sirve de estribillo, y en la que el pirata, personificación simbólica del rebelde que se alza contra los convencionalismos sociales, proclama su ideario vital:

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.


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