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viernes, 29 de enero de 2016

Efemérides literarias

El 28 de enero de 1939 murió en Francia el poeta irlandés William Butler Yeats, que había nacido en Dublín en 1865. Su juventud transcurrió en Londres, donde recibió la influencia del decadentismo (gusto por lo refinado y sutil, desdén aristocrático hacia los valores morales y sociales vigentes) y escribió libros de poesía y teatro llenos del espíritu de la mitología celta. Regresó a Irlanda en 1896 y colaboró activamente en el resurgimiento cultural, paralelo al político, de su país. En esos años fundó el "Teatro nacional irlandés" y publicó obras dramáticas y poéticas. De estas últimas destacan El viento entre los juncos  (1899) y En los siete bosques (1903). Su poesía posterior, cada vez más inspirada en el mundo sobrenatural de las leyendas, el misticismo y la naturaleza, se muestra en libros como Innisfree, la isla del lago (1924) y La torre (1928). Fue premio Nobel en 1923.
En el poema siguiente, de marcado tono pacifista y desesperanzado, compuesto en 1919 en memoria de un piloto amigo suyo que había muerto en combate durante la Primera Guerra Mundial, Yeats sugiere que la voluntad individual está por encima de cualquier otra consideración, por muy alta que sea esta, como el deber patriótico o el afán de gloria: "Kiltartan Cross, esa es mi patria" (Kiltartan Cross, al oeste de Irlanda, era el lugar donde residía por entonces el poeta).

          Un aviador irlandés prevé su muerte

Me encontrará la muerte
un día acá en lo alto.
Los que combato, yo no los odio;
los que defiendo, yo no los amo.
     
Kiltartan Cross, esa es mi patria.
Los míos son aquellas pobres gentes.
Que ganen unos, a ellos ¿qué les va?
Que ganen otros, a ellos ¿qué les viene?

No lucho por deber, por ley, por un caudillo,
ni tras gloria y clamor de multitudes.
Un solitario impulso de delicia
me trajo a este tumulto entre las nubes.
           
Y todo lo medí, lo pensé todo:
vi el porvenir, y era un vivir estéril,
y un estéril vivir eran los años ya pasados,
ante una vida, ante esta muerte.
                                (Traducción de Dámaso Alonso)

El 29 de enero de 1860 nacía en Taganrog (Rusia) Antón Chéjov, que moriría a los 44 años, en 1904, en Alemania. Empezó a escribir para ganarse la vida mientras estudiaba medicina, y hoy se le considera uno de los maestros indiscutibles del relato breve.
En efecto, escribió numerosos cuentos –más de seiscientos- y novelas cortas que son un reflejo fiel de la realidad rusa de su tiempo. Su mayor virtud reside en la pintura de la vida cotidiana de personas humildes sujetas a un destino mediocre. La humanidad con que son descritas esas personas es otro de sus rasgos característicos. Algunos títulos imprescindibles son, por ejemplo, La dama del perrito, La estepa, La sala número 6... Desarrolló asimismo una importante labor como autor de teatro, género que renovó en su país con obras como El tío Vania (1897) y El jardín de los cerezos (1904).

2 comentarios:

  1. Amigo profesor, asisto a tus clases con una frecuencia de tres dias por semana, y después de la última, viernes 29, me he puesto a buscar algún libro de Chejov, escondido en la estantería y con la parte superior del mismo tostada, no sé si del sol o del tiempo creo más bien de lo segundo, quizá 40 años sin abrir, gracias a tu comentario saldrá otra vez a la vida.

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  2. Chéjov nunca defrauda, por eso tiene tantos lectores.

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