Leo
estos días las Epístolas familiares
de Antonio de Guevara, escritas en
la primera mitad del siglo XVI. Son todas muy amenas y curiosas, por los temas varios
que tratan, la sabrosa información sobre la vida de aquella época que
suministran y el buen tono y estilo con que están escritas.

"Los
viejos de vuestra edad deben mucho procurar de comer buen pan y de beber buen
vino, y el pan que esté bien cocido y el vino que sea añejo; que como la vejez
esté rodeada de enfermedades y cargada de tristezas, el buen mantenimiento los
tendrá sanos, y el buen vino los traerá alegres.
Los
viejos de vuestra edad deben mirar mucho en que los manjares que comieren sean
pocos, sean tiernos y sean bien sazonados; y si comen mucho y de muchos
manjares, siempre andarán enfermos, cuanto más, que si tienen dineros para
comprarlos, no tienen ya calor para digerirlos.
Los
viejos de vuestra edad deben mucho procurar de tener una cama entoldada, una
cámara entapizada, la lumbre que sea mansa, y la chimenea que no sea humosa;
porque la vida de los viejos consiste en traerse limpios, andar abrigados, y en
estar desenojados. [...]
Los
viejos de vuestra edad, so pena de la vida, se deben templar en las comidas y
irse a la mano en las cenas; porque los viejos, como tienen ya estómagos flacos
y resfriados no pueden digerir al día dos pastos; y el viejo goloso y glotón
que lo contrario hiciere, regoldará mucho y dormirá poco.
Los
viejos de vuestra edad, para que no estén enfermos, no se hagan pesados ni se
tornen gordos, deben aliviarse un poco, salir al campo, hacer algún ejercicio,
ocuparse en algún oficio; porque de otra manera ya podría ser que les diese una
asma y se mancasen de tal manera, que dejasen de resollar y los oyésemos soplar."
He leído con interés personal el comentario de hoy, y puedo aplicármelo sin remordimiento alguno; estaría bien colocar la epístola del obispo a la entrada de hospitales, consultas médicas y aspirantes a curadores de salud para su conocimiento y efectos.
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