
En el
invierno de 1851 Melville publicó Moby Dick, la novela infinita que ha
determinado su gloria. Página por página, el relato se agranda hasta usurpar el
tamaño del cosmos: al principio el lector puede suponer que su tema es la vida
miserable de los arponeros de ballenas; luego, que el tema es la locura del
capitán Ahab, ávido de acosar y destruir la Ballena Blanca; luego, que la
Ballena y Ahab y la persecución que fatiga los océanos del planeta son símbolos
y espejos del Universo. [...] Los críticos prefieren limitarse a una
interpretación moral de la obra. Así, E. M. Forster: “Angustiado y concretado
en palabras, el tema espiritual de Moby Dick es, más o menos, este: una batalla
contra el Mal, prolongada excesivamente o de un modo erróneo".
De tema y escenario marineros son también Benito Cereno (1855) y Billy Budd, marinero, publicada
póstumamente en 1924. Las dos se leen con sumo gusto, particularmente la
primera, Benito Cereno, basada en
hechos reales y construida a partir de las memorias de un capitán mercante
americano de nombre Delano. De factura muy elaborada, no falta en ella ninguno
de los ingredientes que caracterizan los relatos marineros: la aventura, la
crueldad de la vida a bordo, el exotismo de los escenarios y, por encima de
todo en este caso, el misterio... Un misterio que atrapa al lector desde el
primer momento y mantiene la tensión narrativa hasta el final, para lo cual
Melville recurre con maestría a los más sabios procedimientos. La novela está
contada desde el punto de vista del capitán Delano, que con intenciones
humanitarias aborda un día de 1799 en las costas chilenas un carguero español
que transporta esclavos negros. El carguero presenta un lastimoso estado que
Delano, ignorante de lo sucedido, achaca a algún terrible temporal sufrido en
la travesía, pero un sinfín de detalles, en particular el extraño
comportamiento del capitán español, Benito Cereno, y también de la tripulación,
insinúan constantemente que detrás de las apariencias se esconde algún secreto.
Una de las obras más conocidas y valoradas hoy de
Herman Melville es Bartleby, el
escribiente (1856), que, en palabras otra vez de Borges, que la tradujo al
español, "define ya un género que hacia 1919 reinventaría y profundizaría
Franz Kafka: el de las fantasías de la conducta y del sentimiento o, como ahora
malamente se dice, psicológicas". Bartleby,
el protagonista, escribiente en una oficina, es, al contrario de sus
compañeros, el empleado modélico: puntual en el trabajo, metódico, servicial...
Hasta que, extrañamente, un día en que su superior y patrón le ordena examinar
un documento, responde: “Preferiría no hacerlo.” A partir de ese momento, a
cada requerimiento para examinar su trabajo, Bartleby, sereno y sin inmutarse,
contesta invariablemente con la misma frase. Sin embargo, continúa trabajando
con la misma dedicación y eficiencia que siempre. Su superior descubre al cabo
que no abandona nunca la oficina y que se queda en ella por la noche; que, en
realidad, Bartleby vive en la oficina. Decide entonces actuar...:
Al dirigirme a mi casa, iba pensando
en lo que haría con Bartleby. Al fin me resolví: lo interrogaría con calma, la
mañana siguiente, acerca de su vida, etc., y si rehusaba contestarme
francamente y sin reticencias (y suponía que él preferiría no hacerlo), le daría
un billete de veinte dólares, además de lo que le debía, diciéndole que ya no
necesitaba sus servicios; pero que en cualquier otra forma en que necesitara mi
ayuda, se la prestaría gustoso, especialmente le pagaría los gastos para
trasladarse al lugar de su nacimiento dondequiera que fuera. Además, si al
llegar a su destino necesitaba ayuda, una carta haciéndomelo saber no quedaría
sin respuesta.
La mañana siguiente llegó.
–Bartleby –dije, llamándolo comedidamente.
Silencio.
–Bartleby –dije en tono aún más suave–, venga, no le voy a pedir que haga
nada que usted preferiría no hacer. Sólo quiero conversar con usted.
Con esto, se me acercó
silenciosamente.
–¿Quiere decirme, Bartleby, dónde ha nacido?
–Preferiría no hacerlo.
–¿Quiere contarme algo de usted?
–Preferiría no hacerlo.
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