azorar. De azor. Sobresaltar,
asustar, conturbar, aludiendo al efecto que tiene sobre las aves la persecución
del azor. (De modo que una persona azorada se siente igual que, por ejemplo, una paloma cuando es perseguida por un azor.)
capilla. Del latín
medieval capella, 'capa pequeña o
capucha', diminutivo de cappa 'capa',
por alusión al trozo de su capa que san Martín de Tours dio a un pobre y al
oratorio que se construyó en el lugar donde guardaban esta reliquia; y en
recuerdo del calor que esa capa le procuró al pobre se llama veranillo de san
Martín al corto período de buen tiempo que suele dispensar la atmósfera en
fechas cercanas a la festividad del santo, que se celebra el 11 de noviembre.
cónyuge. Es palabra de la
familia de yugo, y proviene del latín coniux,
-ugis, formado a partir de iugum;
literalmente, 'el que lleva el mismo yugo'.
galimatías.
Del francés galimatias, y este del griego
katà Matthaîon, 'según Mateo', por la
manera, intrincada y prolija, con que este evangelista describe la genealogía de
Jesús al comienzo de su evangelio.
murciélago.
Proviene, por metátesis (cambio de lugar de un sonido en una palabra), de
murciégalo, compuesto a su vez por ampliación de mur ciego, 'ratón ciego'.
santiamén. De las palabras
latinas [...Spiritus]Sancti, Amen
'[...Espíritu] Santo, amén', con que terminan algunas oraciones de la Iglesia;
en su origen, la expresión 'en un santiamén' quería dar idea de la
extraordinaria rapidez con que eran pronunciadas tales palabras.
simposio. Del griego sympósion, 'festín, reunión en la que se
bebe'.
tutía. Variante de
atutía, ungüento empleado con fines medicinales. La expresión no hay tutía (o no hay tu tía, falsa separación de la original) equivale, pues, a
'no hay remedio' o 'no tiene solución'.
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