El 17 de abril de 1695 murió en la ciudad de México, a los 44 años de
edad, sor Juana Inés de la Cruz.
Desde niña se aficionó a los libros, pero no vio cumplido su deseo de
estudiar en la universidad, y a los dieciocho años se hizo monja, tal vez para
poder dedicarse por entero a su pasión por el estudio y la cultura.
Su poesía, muy variada, está llena de ingenio e inteligencia, con un dominio
absoluto de los procedimientos formales del barroco: juegos de palabras, contraposición
de ideas, etc.
Feminista avant-la-lettre y defensora
convencida de la dignidad de la mujer –una actitud no frecuente en aquellos
tiempos-, trata en algunos de sus poemas de lo que entonces se llamaba la “cuestión
femenina”, como en el siguiente, compuesto en redondillas:
Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los
hombres que en las mujeres acusan lo que causan
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la
ocasión
de lo mismo que culpáis:
si
con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?
Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia. […]
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana;
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia. […]
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.
Opinión, ninguna gana;
pues la que más se
recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.
Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y a otra por fácil culpáis.
¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil,
enfada? […]
Y del
amor –tema del cual sabía bastante, a juzgar por lo mucho que de él escribió-
se ocupa en el soneto siguiente, del que reproduzco el primer cuarteto:
Que
consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores
Amor empieza por desasosiego,
solicitud,
ardores y desvelos;
crece
con riesgos, lances y recelos,
susténtase
de llantos y de ruego.
Ante una duda existencial no sé si sería conveniente pasar de "Ser" a "Sor.
ResponderEliminar