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viernes, 17 de abril de 2015

Efemérides literarias

El 17 de abril de 1695 murió en la ciudad de México, a los 44 años de edad, sor Juana Inés de la Cruz.
Desde niña se aficionó a los libros, pero no vio cumplido su deseo de estudiar en la universidad, y a los dieciocho años se hizo monja, tal vez para poder dedicarse por entero a su pasión por el estudio y la cultura.
Su poesía, muy variada, está llena de ingenio e inteligencia, con un dominio absoluto de los procedimientos formales del barroco: juegos de palabras, contraposición de ideas, etc. 
Feminista avant-la-lettre y defensora convencida de la dignidad de la mujer –una actitud no frecuente en aquellos tiempos-, trata en algunos de sus poemas de lo que entonces se llamaba la “cuestión femenina”, como en el siguiente, compuesto en redondillas:

Arguye de inconsecuentes el gusto y la censura de los hombres que en las mujeres acusan lo que causan

          Hombres necios que acusáis
          a la mujer sin razón,
          sin ver que sois la ocasión
          de lo mismo que culpáis:

          si con ansia sin igual 
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
          y luego, con gravedad, 
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia. […]

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana;
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada
la que vuestro amor pretende,
si la que es ingrata, ofende,
y la que es fácil, enfada? […]
           

Y del amor –tema del cual sabía bastante, a juzgar por lo mucho que de él escribió- se ocupa en el soneto siguiente, del que reproduzco el primer cuarteto:

            Que consuela a un celoso, epilogando la serie de los amores

            Amor empieza por desasosiego,
            solicitud, ardores y desvelos; 
            crece con riesgos, lances y recelos,
            susténtase de llantos y de ruego.

1 comentario:

  1. Ante una duda existencial no sé si sería conveniente pasar de "Ser" a "Sor.

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