—No sé nadar, ni andar en bicicleta, ni bailar, ni cortejar a las mujeres, ni gallear en las fiestas, ni alzar la voz en las asambleas, ni alternar en la barra, ni destacar en sociedad, ni fingir lo que no soy: ¡cómo no va a resultar así uno aburrido y parecer un trasnochado! —me confesó un buen amigo mío, buscando acaso mi apoyo y comprensión, que le concedí de inmediato.
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viernes, 10 de abril de 2015
Ya somos dos
—No sé nadar, ni andar en bicicleta, ni bailar, ni cortejar a las mujeres, ni gallear en las fiestas, ni alzar la voz en las asambleas, ni alternar en la barra, ni destacar en sociedad, ni fingir lo que no soy: ¡cómo no va a resultar así uno aburrido y parecer un trasnochado! —me confesó un buen amigo mío, buscando acaso mi apoyo y comprensión, que le concedí de inmediato.
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A tu amigo le intentaron enseñar a bailar pero no sabía donde colocar las manos.
ResponderEliminarYo, ni las manos ni los pies (y tampoco los ojos)
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