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viernes, 10 de abril de 2015

Ya somos dos



—No sé nadar, ni andar en bicicleta, ni bailar, ni cortejar a las mujeres, ni gallear en las fiestas, ni alzar la voz en las asambleas, ni alternar en la barra, ni destacar en sociedad, ni fingir lo que no soy: ¡cómo no va a resultar así uno aburrido y parecer un trasnochado! —me confesó un buen amigo mío, buscando acaso mi apoyo y comprensión, que le concedí de inmediato.
Y observé, aun antes de decirle yo nada, cuando aún él estaba hablando, por el tono de sus palabras y la expresión de su rostro, que no solo no sentía pesar y estaba resignado, sino que se mostraba satisfecho y hasta orgulloso de su manera de ser, tan parecida, por lo demás, a la de un servidor.  

2 comentarios:

  1. A tu amigo le intentaron enseñar a bailar pero no sabía donde colocar las manos.

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