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jueves, 18 de junio de 2015

El oro del silencio

Callar o cerrar la boca, decimos cuando queremos nombrar el hecho de permanecer en silencio o el deseo de no hablar.
Y de alguien que se obstina en esa actitud, que no despega la boca, o que no la descose, o que no la ha abierto en todo el rato, o que no ha dicho esta boca es mía, o que no ha dicho ni pío, o ni mu. También, que no despega o descose los labios, o que le ha comido la lengua un gato, o que es de pocas palabras, o que las vende caras, o que las mide, o que hay que sacárselas con un gancho, o que no dice ni media siquiera. 
Todo lo contrario del que tiene boca (o pico) de oro, del que se le calienta por menos de nada, del que dice lo primero que le viene a ella, del que se va de la lengua, del que es largo o ligero o suelto de la misma, del que se la tiene que morder o tragar o sujetar para no decir lo que está deseando decir, del que, en fin, habla por hablar o habla hasta por los codos.
Callados, discretos, reservados, circunspectos, comedidos se les llama a los primeros, y charlatanes, boquirrotos, parlanchines, lenguaraces y sacamuelas, a los segundos.  


1 comentario:

  1. " Aunque uno esté a solas y en silencio ante el misterio, es bueno saber que a tu lado hay otros-tambien silenciosos y solitarios- ante el mismo misterio"(Pablo d'Ors- Biografía del silencio).

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