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martes, 23 de junio de 2015

Momentos felices

Momentos felices

Lo cuenta el gran Álvaro Cunqueiro (junto con Josep Pla, entre los mayores prosistas –si no los mayores ellos– de la literatura castellana del siglo XX, y eso que ninguno de los dos tenía el castellano como lengua materna) en uno de los artículos publicados en el periódico vespertino La Noche de Santiago de Compostela y recogidos en el libro “Los días” en La Noche (“Los días”, porque ese era el título de la serie que firmó entre 1959 y 1962).
Fechado el día 4 de noviembre de 1960, lleva por título Mientras llueve, y refiere en él que un ilustre erudito chino del siglo XVIII, de nombre Ching Shengran, se vio obligado, durante una excursión, a permanecer encerrado diez días con un amigo en un templo, a causa de las lluvias. Tuvo así ocasión la pareja de cumplir el que para los chinos era uno de los ideales de felicidad desde que el poeta Su Tung-po lo hubiera expresado en uno de sus poemas, allá por el siglo XI: que dos amigos pasaran las horas de la noche en la misma habitación y cada uno en su cama, ligeramente embriagados, oyendo llover.
Recordando al poeta, el erudito y su amigo se entretuvieron, mientras disfrutaban del sonido de la lluvia, en redactar una lista de los treinta y tres posibles momentos felices de la vida de un hombre, lista que fue posteriormente aceptada y reconocida por los sabios de China como “el clásico de la felicidad”.
Cunqueiro escoge algunos de esos momentos, nueve en concreto, y de entre esos nueve yo me he permitido seleccionar estos tres:

Escuchar a nuestros hijos que recitan los clásicos tan de corrido como el cantar del agua que se vierte de una jarra. ¡Ah!, ¿no es esto felicidad?

Estar bebiendo una noche de invierno, y de pronto sorprenderse del silencio y el intenso frío, y abrir la ventana y ver caer copos de nieve del tamaño de una mano, y ya hay cuatro dedos de nieve en la tierra. ¡Ah!, ¿no es esto felicidad?   

Abrir la ventana y hacer que salga del cuarto un moscardón. ¡Ah!, ¿no es esto felicidad?

Y podría ahora añadir cada cual un momento personal a esa lista de la felicidad.

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