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miércoles, 10 de junio de 2015

Historias de andar, reales como la literatura misma

En el autobús, esta misma mañana, una mujer en la dorada madurez preotoñal conversa por el móvil (los puntos suspensivos corresponden a las pausas que ella hace, forzada sin duda por las preguntas o las interrupciones de su interlocutora, pausas en que no puede disimular la impaciencia y o bien se muerde literalmente los labios, o bien se sacude el pelo con vehemencia hacia atrás en bruscas contorsiones de cuello y cabeza a la vez, o bien parpadea sin cesar arqueando las cejas y abriendo mucho los ojos mientras hurga delicadamente con la uña del dedo meñique en el lacrimal):

Oye, que no puedo ir… No, ni esta tarde tampoco… ¡Si aún no he llegado al trabajo, estoy ahora de camino!… Ah… O sea, que ya te lo ha contado… Sí, es que hablé anoche con ella y se lo expliqué… Sí, lo llevamos esta mañana a la clínica… Pues no sabemos lo que tiene, pero algo grave sí es, un quiste o algo parecido, y no veas lo preocupados que estamos todos...  Sí, hija, y no te digo nada los niños, ya te puedes imaginar… Con el cariño que le tienen, natural… Fíjate que a la pequeña, que es tan formalita y estudiosa que no hay dos como ella, tú bien la conoces, se le saltaban las lágrimas y no quería ir al colegio... No, estar está en buenas manos, le conoces ¿no? … Ah, no lo sabía… Sí, lo dice todo el mundo, que como él hay pocos, pero así y todo estamos muy preocupados, yo la que más; con decirte que anoche no pegué ojo, y eso que antes de acostarme tomé la pastilla del sueño como yo la llamo…  Gracias, guapa… Sí, mejor prevenir, por si acaso… Lo tendrán en observación, es lo que nos han dicho… Sí, aunque de la operación no se libra, eso es casi seguro… Claro, los quistes lo mejor es extirparlos, ya se sabe… Ay, si le pasara algo, lo que lo íbamos a sentir, sobre todo los niños.... Que son ya muchos años, y no sabes la compañía que hace. Más que una persona a veces, parece mentira… Si hasta el abuelo, que si nos descuidábamos le arreaba en cuanto podía una patada, estaba esta mañana la mar de amustiado... Uy, las once ya, lo tarde que se me ha hecho… ¿Que qué voy a decir? ¡Pues la verdad: que tengo al gato ingresado! …Sí, ¿por qué no? Bueno, te dejo, que ya he llegado a la parada… Otro, guapina, otro muy grande.

1 comentario:

  1. El gato que retrata la mujer me recuerda el cuadro pintado por Marc Chagall "Paris desde mi ventana", en él aparece un gato con rostro humano, creo que no es el mismo gato.

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