Un
10 de mayo como ayer, pero del año 1843, nació en Las Palmas de Gran Canaria Benito
Pérez Galdós. De allí, en 1862, marchó a estudiar Derecho a Madrid, ciudad en
la que residió el resto de su vida. Sus últimos años no fueron fáciles: pasó
apuros económicos (para remediarlos, probó fortuna en el teatro), perdió la
vista... En fin, lo de siempre. Murió en Madrid en 1920.
Además
de su producción teatral -veinticuatro obras, sin demasiado éxito, algunas de
ellas adaptaciones de sus novelas- y periodística, Galdós escribió setenta y
siete novelas, a través de las cuales se puede reconstruir la vida española del
siglo XIX.
Vale la pena recordar algunos títulos: Doña
Perfecta (1876),
La desheredada (1881), El amigo
Manso (1882), La de Bringas
(1884), Tormento (1884), Fortunata
y Jacinta (1886-1887), Miau (1888), Tristana (1892), Misericordia
(1897)... A estos habría que añadir los Episodios
Nacionales, cuarenta y seis en total, en los que se propuso el
ambicioso proyecto de contar en forma de novela la historia de España en el
siglo XIX, desde los sucesos de Trafalgar (1805) y la Guerra de la
Independencia (1808) hasta la Restauración (1875). Si no hubiera existido
Cervantes, él sería nuestro primer novelista.
Supo
como nadie llevar a los libros la vida de su tiempo. Retrató con la pluma las
calles y los ambientes madrileños, y, por extensión, la sociedad española de la
época, una sociedad pobre, moralmente mediocre, dominada por la hipocresía, la
ineficacia administrativa y el "quiero y no puedo".
Sus
novelas son, como quería Stendhal, “un espejo a lo largo del camino”. Todo lo
que describe –escenarios, personajes, vidas individuales y comportamientos
colectivos- es producto de la observación directa de la realidad. Con
frecuencia, la historia privada de los personajes (y los hay inolvidables: Isidora
Rufete, la protagonista de La desheredada,
que, influida por las novelas de folletín, cree ser una huérfana abandonada por
una familia aristocrática; el profesor Manso de El amigo Manso, posible álter ego del autor; Maximiliano Rubín y
las dos mujeres cuyos nombres dan título a
Fortunata y Jacinta; el cesante Ramón Villaamil de Miau, uno de tantos empleados de la administración que perdían su
trabajo cada vez que se producía un cambio de gobierno; la mendiga Benina de Misericordia…) se entrelaza con los
grandes acontecimientos públicos de la nación.
La
mayor parte de ellas se siguen leyendo hoy con gusto y provecho. Entre otras
cosas porque –a pesar de que no lo parezca, y de que las descripciones sean a
veces un tanto largas y farragosas, como era obligación y costumbre en la
novela decimonónica, y de que los diálogos se resientan en alguna ocasión de
falta de naturalidad- porque escribía muy bien, mejor de lo que algunos
pensaron (y estoy pensando en los que la tomaron con él, como Valle-Inclán, que
le llamó aquello de ‘don Benito el Garbancero’ en Luces de bohemia, tan poco elegante, y en otros más cercanos, como
Juan Benet, que no ocultó nunca el desdén que la obra de Galdós le merecía y no
dudó en utilizar su nombre como estandarte de sus fobias literarias).

Será
a lo mejor por todas estas cosas por lo que don Benito Pérez Galdós, de talante
abierto, comprensivo y liberal, nos sigue pareciendo a muchos un notabilísimo
escritor y un tipo simpático, cercano y entrañable.
(Me
gustaba explicar a Galdós en clase, y procuré siempre que les cayera también
simpático a los alumnos. Y cómo expondría lo que arriba he resumido, o qué más
diría de él, que una alumna, en un examen, escribió lo que sigue –lo recuerdo
perfectamente, y creo ser fiel del todo a sus palabras-: Benito Pérez Galdós se
pasaba los días paseando por las calles de Madrid, hablando con la gente, sobre
todo con las porteras y los vendedores del mercado, que son los que mejor
enterados están de todo lo que pasa, y después con lo que le contaban escribía sus
novelas.
Se
podrá decir de otra manera, pero no con tanta convicción. Seguro que solo por
esa frase le subí dos o tres puntos en la nota.)
Mi pescadero del mercado, Paco, es la economía aplicada, le pregunto: Paco ¿como está la actividad este mes de Mayo? mal, me contesta, hay comuniones y no queda dinero para comprar pescado. Espero tengas en cuenta este añadido al examen y me subas alguna décima, lo necesito para la selectividad.
ResponderEliminarLo tendré en cuenta, Mariano, tres puntos por lo menos. Y gracias por tu perseverancia en el apoyo.
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