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viernes, 22 de mayo de 2015

Un romance

En los sembrados verdean los tallos del trigo, el campo se viste de flores, compiten con sus cantos la calandria (alondra) y el ruiseñor, los enamorados no ocultan que lo están.
El mundo es para todos los que en él habitan un lugar alegre y placentero.
Excepto para un pobre prisionero que, encerrado en la oscuridad de alguna mazmorra, se siente triste y desdichado. Las horas serían una sombra negra inalterable, y el tiempo una noche eterna, si no fuera por una avecilla que le anuncia con su canto el milagro diario del amanecer. Con ese mensaje, el único que le llega del mundo tan lejano, se sustenta.
Un mal día, la avecilla deja de cantar. Y el prisionero, resignado –qué otra cosa puede hacer–, se atreve a desearle un castigo divino al ballestero que se la mató.

Esto es lo que cuenta, con la sencillez y contención expresivas que caracterizan a la poesía anónima tradicional, el romance que transcribo a continuación, uno de los más bellos del Romancero viejo anterior al siglo XV.

                                               Romance del prisionero
                        Que por mayo era, por mayo,
                        cuando hace la calor,
                        cuando los trigos encañan     
                        y están los campos en flor,
5                      cuando canta la calandria
                        y responde el ruiseñor,
                        cuando los enamorados
                        van a servir al amor,
                        sino yo, triste, cuitado,         
10                    que vivo en esta prisión,
                        que ni sé cuándo es de día
                        ni cuándo las noches son,
                        sino por una avecilla
                        que me cantaba al albor.    
15                    Matómela un ballestero;
                        déle Dios mal galardón.

3 encañar: empezar el tallo del trigo a convertirse en caña
9 sino yo: excepto yo; cuitado: desdichado
14 al albor: al amanecer

¿Qué será del prisionero sin su avecilla mensajera? ¿Quién le anunciará el amanecer?

¿Cómo se sobrelleva una vida no sabiendo “cuándo es de día ni cuándo las noches son”?  

1 comentario:

  1. El prisionero estará más prisionero a pesar de la maldición al ballestero, el resto de los mortales tenemos más suerte, un romance de versos.

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