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viernes, 8 de mayo de 2015

Los mejores comienzos de novela

Sobre gustos no hay nada escrito, dicen, pero ahí va una selección –personal y subjetiva como todas- de algunos de los comienzos de novela que, en mi periplo lector, me han parecido más originales, o más sugestivos, o más sorprendentes, o más reveladores, o más completos y redondos desde el punto de vista literario.
Son once en total, como el número de jugadores de un equipo de fútbol, y, en cierto modo, podría decirse que fuera esta la alineación titular. Los presento a continuación, pero no por el lugar que ocupan en el campo –ni siquiera el literario- sino por estricto orden cronológico:

1 En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, 1605)

2 ¿Cómo se conocieron? Por azar, como todo el mundo. ¿Cómo se llamaban? ¿Qué os importa? ¿De dónde venían? Del sitio más cercano. ¿Adónde iban? ¿Sabemos acaso adónde vamos? ¿Qué decían? El amo no decía nada; y Jacques decía que su capitán decía que todo cuanto de bueno y malo nos acontece aquí abajo, escrito estaba allí arriba.
(Denis Diderot, Jacques el fatalista, 1796)

3 Si llegaré a ser el héroe de mi propia vida u otro ocupará ese lugar, lo mostrarán estas páginas. Para comenzar por el principio el relato de mi vida, diré que nací (según me contaron y así lo creo) un viernes, a las doce de la noche. Un detalle que no pasó inadvertido fue que el reloj empezase a sonar y yo a llorar al mismo tiempo.
(Charles Dickens, David Copperfield, 1850)

4 Llamadme Ismael.
(Herman Melville, Moby Dick, 1851)

5 Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.
(León Tolstói, Ana Karenina, 1877)

6 Al despertar Gregorio Samsa una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto.
(Franz Kafka, La metamorfosis, 1915)

7 Solo los jóvenes conocen momentos semejantes. No quiero decir los muy jóvenes, no, pues estos, a decir verdad, no tienen momentos. Vivir más allá de sus días, en esa magnífica continuidad de esperanza que ignora toda pausa y toda introspección, es el privilegio de la primera juventud.
(Joseph Conrad, La línea de sombra, 1915)

8 La nuestra es esencialmente una época trágica, así que nos negamos a tomarla por lo trágico. El cataclismo se ha producido, estamos entre las ruinas, comenzamos a construir hábitats diminutos, a tener nuevas esperanzas insignificantes. Un trabajo no poco agobiante: no hay un camino suave hacia el futuro, pero le buscamos las vueltas o nos abrimos paso entre los obstáculos. Hay que seguir viviendo a pesar de todos los firmamentos que se hayan desplomado.
(D. H. Lawrence, El amante de lady Chatterley, 1928)

9 La cosa empezó así. Yo nunca había dicho nada. Nada.
(Louis-Ferdinand Céline, Viaje al fin de la noche, 1932)

10 Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: “Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias”. Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
(Albert Camus, El extranjero, 1942)

11 Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera.
(Juan Rulfo, Pedro Páramo, 1955)

De todos ellos, si tuviera que escoger uno –el capitán, digamos-, sería el número 4, y en dicha elección influye en parte, qué duda cabe, el párrafo que sigue a ese escueto,amigable y persuasivo “Llamadme Ismael”, un párrafo memorable que no me resisto a transcribir, en la traducción de José Mª Valverde:

Hace unos años -no importa cuánto hace exactamente-, teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé que me iría a navegar un poco por ahí, para ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación. Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un nuevo noviembre húmedo y lluvioso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda.

5 comentarios:

  1. ¡Un once de Champions, sin duda! Pero me da a mí que el público está ansioso por conocer el nombre de los suplentes... :)

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  2. Tremendo. Me sumo a la petición de Daniel o bien a conocer la alineación del rival.

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  3. Próximamente, la selección B y los suplentes

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  4. Próximamente, la selección B y los suplentes

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  5. A los titulares del equipo no he tenido la suerte de conocerles, sí os puedo hablar del seleccionador.

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