Yo, de mayor, si voy al cielo, quiero ser picapedrero,
que seguro que allá arriba, no estando sujetas a la ley de la gravedad, las
piedras no son tan duras y se rompen al primer golpe como si fueran avellanas.
Y si no hay plaza ya, peón de labrador con san Isidro,
que los ángeles se encargan de arar con los bueyes mientras mi patrón reza y yo
leo.
Y si también ese puesto estuviera ya ocupado, aprendiz de
carpintero con san José, que enseña el oficio con bondad y paciencia en su
humilde taller de un barrio apartado en las afueras del paraíso.
David, creo que al cielo van a llevarse las R-2, 3, 4 . . . .de Madrid y así evitan hacer autopistas. San Isidro reza en voz alta y te impedirá leer, y S. Jose le veo sin oficio ni beneficio, tu sigue escribiendo.
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